Por su estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares, es importante reducir el consumo de grasas e identificar qué alimentos son lo que aportan mayor porcentaje. Descubre cuáles son y algunos consejos prácticos para mejorar el balance de grasas en la dieta.
Es importante considerar que no todas las grasas son iguales. Hay buenas y malas. Las nocivas son las grasas saturadas y las grasas trans, cuyo consumo debe ser muy bajo. En cambio, las grasas mono y poliinsaturadas ayudan a reducir el colesterol LDL (malo) y el riesgo de enfermedad coronaria.
Los aceites vegetales, en más del 99 por ciento de su composición, son grasas repartidas, sobre todo, entre ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
Consejo: Por sus propiedades saludables atribuidas a su contenido en ácido oléico y polifenoles, privilegia el consumo de aceite de oliva virgen, tanto para aliñar como para cocinar.
Los productos elaborados con aceites vegetales, como la mayonesa, el alioli y los aderezos cremosos contienen gran cantidad de aceite y son también una fuente importante de grasas, aproximadamente un 80 por ciento.
Consejo: Opta por aderezos con yogur, jocoque o frutales. Usa mayonesa baja en grasas o sustitúyela por aguacate en sándwiches y baguettes.
La mantequilla posee un 80 por ciento de lípidos, de los cuales más de la mitad son saturados. Además, aporta 250 mg de colesterol por cada 100 gr., lo cual la sitúa en los primeros puestos de la lista de productos más ricos en colesterol (después de las vísceras y el huevo).
Consejo: Toma en cuenta que la mayoría de los panes, galletas y productos de repostería poseen este ingrediente. Reduce el consumo. Para cocinar prefiere usar aceite de oliva o aceite de canola en spray.
La margarina tiene un porcentaje de grasa similar a la mantequilla, aunque al provenir de aceites vegetales su contenido en grasas saturadas es más bajo y no aportan colesterol.
Consejo: Es preciso asegurarse de que la margarina escogida no contenga grasas trans.
Los frutos secos, como piñones, nueces, avellanas y semillas, como pepitas de calabaza o girasol, poseen un elevado contenido en calorías y grasas -alrededor del 60 por ciento-. Sin embargo, sus grasas son buenas y por lo tanto no se asocia al aumento de peso corporal.
Consejo: Si bien son considerados como grasas buenas, procura que tu ración al día corresponda a lo que agarres con el puño.
Embutidos y derivados cárnicos, como el tocino, salchichas, salami, chistorra, foie gras, longaniza, entre otros, son una fuente elevada de calorías, grasas saturadas y colesterol.
Consejo: Prueba nuevas maneras de rellenar los bocadillos, sustituye el embutido por aguacate, hummus, rodajas de tomate, queso fresco, pavo o atún. Reserva las carnes más grasas para ocasiones especiales.
Los quesos curados o añejos contienen menos agua en su composición y, por lo tanto, sus nutrientes están concentrados y aportan más calorías y más lípidos. De 35 a 40 por ciento de su composición son grasas y la gran mayoría de estas son saturadas. El contenido en colesterol y sal no es tampoco despreciable.
Consejo: Prioriza las variedades de queso más tiernas y frescas, prefiere las versiones bajas en grasas y sal.
Fuente: http://vidayestilo.terra.com.mx
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