El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos fue categórico: Según un estudio publicado por el diario de la Asociación Americana del Corazón, si la población norteamericana consumiera media cucharada menos de sal por día (es decir, un 40% de reducción gradual), tras diez años se salvarían las vidas de entre 280,000 y 500,000 personas. Texto: Natalia Iscaro.
Un cambio paulatino. Pamela Coxson, directora del estudio, que fue realizado por el Departamento de Medicina de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), afirma que los resultados demuestran cómo “incluso reducciones pequeñas y graduales en el consumo de sodio, pueden reducir considerablemente la tasa de mortalidad en la sociedad norteamericana”.
Riesgo cardíaco. ¿Cuál es el peligro? El consumo excesivo de sodio favorece la presión alta, que a su vez aumenta el riesgo de ataques cardíacos y otras enfermedades cardiovasculares, explica Coxson. En los Estados Unidos, estas enfermedades constituyen una de las mayores causas de muertes, y casi la mitad de ellas se deben a la presión alta.
Consumo actual. De acuerdo a la misma investigación, los norteamericanos consumen un promedio de 3,600 mg de sodio por día, por encima del límite superior recomendado por las agencias federales y el Instituto de Medicina Nacional, de 2,300 mg. Según Coxson, el norteamericano promedio consume incluso más que eso, hasta llegar a casi el doble de la cifra recomendad.
Alimentos procesados. Del consumo actual del norteamericano promedio, aproximadamente el 80% proviene de alimentos elaborados, procesados y empaquetados fuera del hogar. Como consecuencia, la sal ha sido agregada mucho antes de que llegue a las mesas, y los consumidores no tienen ningún control ni conocimiento sobre su graduación.
Comer fuera de casa. Sumado a esto, al menos un tercio del sodio consumido en los Estados Unidos proviene de comidas elaboradas en restaurantes, así como en otros alimentos preparados fuera del hogar, sean puestos ambulantes o servicios a domicilio. Así, reducir la ingesta de sal en el hogar, no alcanza para llevar el sodio a un nivel aceptable.
Alimentos más salados. Según los CDC (Centros de Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos), el pan es la mayor fuente de sodio en las dietas, y junto con los cereales, aportan un tercio del consumo norteamericano diario de sodio. Les sigue la sopa enlatada, con una mayor cantidad del sodio que se requiere diariamente
Las carnes. De acuerdo a los informes realizados por el CDC, las carnes procesadas, como el pavo, suelen tener altas dosis de sodio. En el caso de las más frescas, como el pollo, suelen recibir inyecciones con soluciones salinas antes de llegar al mercado. Estos agregados generan la retención de líquidos de los animales, que así aumentan su peso y su valor.
Las comidas rápidas. Pizzas, sándwiches y snacks se encuentran entre la lista de los alimentos más salados consumidos por los norteamericanos, según los CDC. También se suman los platos con pasta y los quesos en general. También es necesario evitar el kétchup, la mayonesa, la mostaza, y otros condimentos habituales en sitios de comida rápida.
Hidratos de carbono. En el caso de panes, arroces y pastas, el mismo organismo aconseja comparar el porcentaje de sodio de diferentes marcas, y optar por las de menor graduación. A la hora de cocinar, no agregar sal. A la hora de comprar carnes, preferir las frescas, que suelen tener menor cantidad de sodio.
Lácteos, frutas y vegetales. Al adquirir lácteos, se recomiendan aquellos reducidos en grasa, lo mismo para leche que para yogurt. También, es mejor preferir los quesos con bajo sodio (como el natural suizo) y las bebidas a base de soya (como la leche de soya). Los vegetales y frutas frescos no contienen agregados de sal, pero es importante revisar las etiquetas de aquellos congelados o enlatados
La sal como conservante. Kirsten Bibbins-Domingo, también autora del estudio y directora del Centro de Poblaciones Vulnerables de la UCSF, explica que muchos fabricantes agregan sal a sus productos porque “es una forma poco costosa de reforzar el sabor de las comidas procesadas, y en algunos casos también puede actuar como conservante”
Las regulaciones. En algunos países, como Inglaterra, Finlandia o Argentina, la sal se encuentra regulada. En los Estados Unidos, la FDA (Administración de Alimentos y Drogas) la ha considerado saludable, y por lo tanto, no existen leyes al respecto. En 2010, el Instituto de Medicina Nacional recomendó que la FDA remueva a la sal de dicha clasificación
Leer las etiquetas. Según Health Finder, portal del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, es importante leer las etiquetas para comprobar el nivel de sodio de cada alimento, y buscar aquellas con el 5% del requerimiento diario aconsejable (un 20% o más, es demasiado elevado). Además, aconseja optar por productos con leyendas como “bajo en sodio”, “reducido en sodio” o “sin agregado de sal”.
Reemplazar la sal. Uno de los mayores usos de la sal es el de condimento. A tal punto, que hay personas que nunca disfrutan el sabor verdadero de sus platos, sino el del sodio. Por eso, nada como optar por comidas caseras, elaboradas con productos de calidad y, a la hora de condimentar platos y ensaladas para sumar sabor, preferir las hierbas, especias o mezclas sin sal. Recuerda que antes de hacer cualquier cambio en tu alimentación, debes consultar a un médico.
Fuente: http://mx.mujer.yahoo.com
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