Al otro lado del planeta, 115 islitas se remojan en el océano Índico formando el archipiélago de Seychelles, un lugar casi prístino de apenas 455 kilómetros cuadrados de superficie de tierra, comparables con las Galápagos por tratarse, en conjunto, de un museo de historia natural que aún resguarda especies de flora y fauna muy raras, como las tortugas gigantes y zorros voladores (murciélagos de fruta).
Ahí mismo se eligió una isla privada y montañosa para construir el North Island Lodge, un hotel de apenas 11 chalets, calificado como el más caro del mundo durante el mes de agosto, con tarifas que inician en los 5 mil 843 dólares por noche, por habitación, según informa un estudio realizado por luxury-hotels.com
El portal revisó los precios de más de 10 mil hoteles de 4 y 5 estrellas, en 130 países, basándose en el monto por noche, en la habitación más económica de cada uno de ellos.
¿Qué tiene de especial?
North Island está hecho con materiales reutilizables de la región -como árboles caídos- con un desarrollo y ruido limitados y una arquitectura y operación amigables con el entorno. Nació como un proyecto de conservación de la fauna y flora locales, de hecho, el mismo huésped puede inscribirse en programas de cuidado ambiental durante su estancia.
Las villas alcanzan una superficie de 450 metros cuadrados, con interiores de estilo contemporáneo que reflejan la esencia de la región, calidez hogareña e intimidad, con la playa de arena blanca al frente y un bosque frondoso de palmeras y árboles de takamaka por detrás.
Dispone de un spa holístico. Se aprovechan los ingredientes locales para crear aceites y exfoliantes; además, cada tratamiento es personalizado. A su llegada, los huéspedes son recibidos con un masaje de 20 minutos, después de un viaje en helicóptero.
Nada de lo que se come es procesado o tratado con pesticidas. Los productos son ciento por ciento orgánicos, preparados al momento y servidos con la premisa de convertirse en una experiencia gastronómica de sabores locales, gastronomía francesa y especias de la India. No existe menú, el chef platica con los huéspedes y adapta sus preferencias al concepto.
El hotel tiene su propia escuela de buceo y biblioteca, organiza paseos en kayak, bicicleta y excursiones para «visitar» tortugas gigantes, los habitantes más longevos de Seychelles. En la isla también se abrió un museo histórico.
Se dice que en Seychelles no hay ciclones, no hay malaria, no hay crimen, es un santuario de la naturaleza casi puro, de no ser por los animales traídos por los colonos 200 años atrás -ratas, cerdos, gatos- que afectaron el entorno. Ahora se lleva a cabo un programa de conservación en el que 50% del territorio son reservas naturales y se están reintroduciendo especies endémicas.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx
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