El 28 de agosto, pero de 1844, los autores del Manifiesto Comunista fueron a beber en Francia en una borrachera épica y de época, de donde nació este libro que cambió el mundo moderno.
Karl Marx y Friedrich Engels eran unos veinteañeros, aunque ninguno era un novato en las cantinas. Marx demostraba talento en el terreno de la cerveza en la Universidad de Bonn, donde presidía el “Club de Tabernas.” Posteriormente se metió en la filosofía y se cambió de escuela, convirtiéndose al hegelianismo. Durante su doctorado se iba a liberar las presiones con unas vervezas en compañía del filósofo Bruno Bauer.
Engels, mientras tanto, fue el primer socialista que gustaba de la champaña. En esa época se embarcaba a Francia en lo que sería un mes de compra de vinos en grande, según su biógrafo, disfrutando del cancan al calor de la revolución. Era 1845. En aparente contradicción, Engels era un industrial y un comunista, que al mismo tiempo aprendía el negocio de la familia en Inglaterra, aunque al final escribiría en esa época sus reflexiones sobre el trabajo infantil y las condiciones miserables del trabajo para el capital.
Posteriormente, cuando Marx encontró la clave de gran parte de su trabajo -la teoría de la plusvalía- festejaron con diez díaz empapados en cerveza. Esta nota de Slate nos recuerda la primera época de la organización de los trabajadores y sus principales teóricos en el Labor Day estadounidense, celebrado cada primer lunes de septiembre.
Fuente: http://www.animalpolitico.com