Dos empleados de Google escriben sobre las futuras implicaciones del desarrollo tecnológico.
¿Hacia dónde va la tecnología? ¿Podemos mantenerla en un cauce que no haga daño?, son las preguntas que Eric Schmidt y Jared Cohenintentan responder en su libro ‘The New Digital Age: Reshaping the Future of People, Nations and Business’. Y en parte ellos mismos responden pues pronostican una coexistencia pacífica entre el mundo físico y el mundo virtual.
«La adopción masiva de internet está impulsando una de las mayores y más excitantes transformaciones sociales, culturales y políticas de la historia. La diferencia con otros periodos similares -como la Revolución Industrial- es que sus efectos son ‘completamente globales’, escriben los autores en la introducción de ‘La nueva era digital. Reorganizando el futuro de las personas, los países y los negocios’.
Las tecnologías de la información estarán en todos lados, como la electricidad. Nos costará describir nuestras vidas antes de ellas. Habrá desafíos y problemas, pronostican, pero los gobiernos, las empresas y los ciudadanos aprenderán a ser parte de la solución. «La mayor parte del mundo se beneficiará de la mayor conectividad y experimentará más eficiencia y mejores oportunidades», aseguran Schmidt y Cohen.
Ambos ven más ventajas que desventajas de la nueva era digital. Dicen que a lo largo de la historia, la llegada de nuevas tecnologías de la información le quitó poder a los intermediarios tradicionales, como los reyes, los obispos y las élites.
El acceso a la información significó nuevas oportunidades para participar, exigir cuentas a los poderosos y modificar el curso de la política. Los gobiernos siempre encontrarán maneras de manipular estos nuevos niveles de conectividad -dicen los autores-, pero la red se las ingeniará para estar un paso delante. Ya que por la manera en que la tecnología está estructurada, favorece a los ciudadanos».
El libro fue publicado en abril de 2013, casi al mismo tiempo que los de Evgeny Morozov y Jaron Lenier, dos de los más notorios críticos de internet. Morozov se burla de los intentos de Silicon Valley por tener un impacto positivo en la sociedad y Lanier lamenta que los impulsos anárquicos del internet original hayan contribuido poco a generar empleo y protección para la clase media.
Sus conocimientos en el tema son derivados de su experiencia. Schmidt y Cohen son empleados de Google. Schmidt fue su CEO durante una década, desde que los fundadores, Sergey Brin y Larry Page, lo contrataron para guiar la compañía a la adultez, hasta el 2012, cuando le devolvió el cargo a Page. Ahora es presidente de la junta directiva. Cohen es el director de Google Ideas, un comité interno de la empresa, donde piensa y desarrolla escenarios políticos y de negocios.
Fuente: http://www.cnnexpansion.com/
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