Se tienen registros de que los primeros auriculares que se vendieron en la historia fueron los DT48 de Beyerdynamic, una empresa alemana fundada en 1924. Según lo que afirma su sitio oficial, los DT48 fueron producidos por primera vez en 1937 y sorpresivamente se siguen vendiendo hasta la fecha.
Y aunque propiamente la historia de los audífonos inició en la Segunda Revolución Industrial con el invento de la radio y el teléfono –según lo que refiere Marcos Kaplán en su obra Revolución Tecnológica (1993)–, fue hasta 1937 cuando el público en general podía tener acceso a un par de ellos. Y qué suerte que haya sido así, porque con tanta evolución musical el mundo sería un caos repleto de sinfonías incomprensibles.
Lo cierto es que los audífonos no siempre son la mejor opción para escuchar música. Bien dicen que todo en exceso hace daño, y los audífonos no son la excepción.
De acuerdo con información difundida por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el uso excesivo de los audífonos y con un volumen realmente alto puede causar padecimientos auditivos que anteriormente no eran comunes entre los jóvenes. Según el IMSS, uno de cada 10 jóvenes acude a consultorios a causa de dolor de cabeza y oídos, mismos que se atribuyen al uso frecuente de audífonos con una potencia superior a los 80 decibeles.
Aquí el dilema es saber por qué son los jóvenes quienes utilizan la mayoría del tiempo sus audífonos. Un sondeo realizado por un servidor con base en la pregunta de “¿Cuán frecuente utilizas audífonos?” indicó que el 47% de los jóvenes entrevistados (en un rango de 15 a 25 años de edad) utiliza los audífonos más de diez horas al día. La misma pregunta fue realizada a un rango de personas adultas de 25 a 40 años de edad, 64% de las cuales respondió que “no usa audífonos”. El resto oscilaba entre una y cuatro horas diarias.
Asimismo –y como dato adicional–, de los jóvenes encuestados, la mayoría (83%) respondió que usa audífonos en el transporte público, mientras que el 17% restante dijo usarlos en el hogar únicamente.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) especificó mediante un documento ilustrativo cuáles serían los audífonos de mejor calidad. Afirmó que los audífonos externos con diadema son los que menos deterioran la capacidad auditiva debido a la cobertura total de la oreja aislando perfectamente el sonido ambiente. Esto implica subir menos el volumen del audio.
Los otros tipos de audífonos analizados son los de tipo botón y los intraurales, los cuales ciertamente necesitan ser de calidad (es decir, de precio alto) para que brinden un buen funcionamiento y no dañen tanto el oído.
Ahora bien, ¿qué le puede pasar a un oído? El IMSS explica que las personas que utilizan los audífonos a volúmenes muy altos pueden desarrollar presbiascusia, que es la discapacidad para percibir altas frecuencias de sonido. Este deterioro normalmente empieza alrededor de los cincuenta años de edad, pero sorprendentemente se puede presentar prematuramente.
Fuente: http://mx.noticias.yahoo.com
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