No juntes agua ni nada por el estilo. El 21 de diciembre, como repetidamente se ha dicho, representa un cambio espiritual, y para eso sería necesario estar en equilibrio. Descubre cómo lograrlo.

Rodolfo Gaete Naveas es maestro de Reiki, terapeuta en masaje antroposófico, coach motivacional y de crecimiento interior, y decidió realizar un taller para las personas que sientan la necesidad de limpiar su mente, alma y cuerpo.

El taller, llamado «Armonización y Alineación del Sistema Energético», consistirá en poner en práctica muchos ejercicios que permitirán vivir este proceso en calma y de manera consciente. Asimismo, responderá dudas al respecto y dará herramientas para una mejor forma de vida, para conectarnos con la felicidad, el amor y la paz interior.

Se desarrollará este 9 de diciembre, de 10 a 16 horas, en el salón de yoga del Restaurant Pad Thai, ubicado en Manuel Montt 231 (media cuadra al sur de 11 de septiembre), en Providencia. Su teléfono es 8 138 3777 y su correo, rodolfogaete@yahoo.com. Cuesta 18.000 pesos.

¿Qué podemos hacer para esperar el 21 de diciembre, en términos prácticos?
Lo que recomendamos hacer desde ahora, en preparación para esta fecha, es equilibrar nuestro aspecto emocional. ¿Cómo lo hacemos? Mejorando nuestras relaciones con nuestra familia, nuestras amistades, nuestros compañeros de trabajo o de estudios. O sea, con el círculo de personas que nos rodea. También es importante mejorar nuestra relación con el TODO, con la naturaleza, los animales, con la divinidad. Ahora lo esencial -y que involucra todo lo anterior- es la relación con nosotros mismos, entrar en comunión con nuestro espíritu, en una relación directa con nuestro aspecto divino.

En términos prácticos:

– Seamos más tolerantes, más amorosos, más cariñosos con quienes amamos.

– Seamos más atentos, más amables con todos los que nos relacionamos.

– Cultivemos el Amor en TODO y en TODOS, en lo que hacemos, en nuestro trabajo, en nuestros pasatiempos.

– Abandonemos tanta individualidad, pongamos energía y atención en lo colectivo, en el bien común.

– Relacionémonos mejor con los elementos de la naturaleza: trabajemos en el jardín, hagamos un huerto (aunque sea en macetero); tomemos baños con sal de mar o acerquémonos al mar, a un río limpio (una vez por semana); hagamos ejercicios de respiración consciente (ojalá a diario); relacionémonos con el fuego, prendamos una vela conscientemente, contemplemos la llama, reunámonos en familia sólo alumbrados por la luz de la vela, conversemos, contemos historias, hay mucho que hacer en torno al fuego.

Los que consideran que en esta época no pasará nada, que son «tonteras», ¿también vivirán este cambio energético?
Todos viviremos un cambio, será consciente o inconsciente, dependerá de nuestra sensibilidad, de qué tan desarrollada tengamos nuestra percepción. Esta fecha, sin duda, marca el término de un tiempo y el comienzo de otro, la mayoría de las predicciones y textos sagrados lo indican así. Sin embargo, este ajuste energético se viene produciendo desde hace un tiempo, lo que nos está trayendo es un «despertar de conciencia».

¿Qué pasará si empezamos este proceso NO alineados?
Nada grave, sólo que tendremos la sensación de estar nadando contra la corriente y, como no es opcional, nos tenemos que alinear igual. Es mejor, sin duda, comenzar ahora, si es que ya no lo hemos hecho. La vida nos pondrá en posición para alinearnos, a través de una enfermedad, de un hecho que nos remecerá profundamente o simplemente la energía nos hará ser más conscientes.

¿Existe alguna meditación que podemos hacer en la casa desde ahora?
Cualquier forma de meditación es buena, meditación es estar en conciencia, es estar en la atención, es estar en tiempo presente, por lo que cualquier forma que nos lleve a este estado es bueno: una sesión de Reiki, una clase de yoga, una clase de Tai Chi, en fin… hay muchas maneras. Ahora en casa, si no estamos habituados o relacionados con la meditación, recomiendo primero la contemplación, que puede ser sentados en un estado de observación profunda frente a una planta, una fuente de agua o la llama de una vela, liberarnos por ese instante de los pensamientos, de lo que hay que hacer. O sea, vivir en este ejercicio el «aquí y el ahora».

Fuente: http://revistamujeres.cl/

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