CUANDO UN SICARIO
SE CONFIESA. CONFESIONES DE UN SICARIO
Javier Nicolás Ortiz Miranda,
alías El Flaco o El Javi, actualmente preso en el penal de Cancún,
perteneció a una de las células de Los Zetas más sanguinaria que
marcó un periodo de violencia durante 2010, al
participar con este grupo de
sicarios en más 23 ejecuciones en menos de seis meses, incluso en el
asesinato de dos agentes judiciales.
El Javi
nació un 20 de noviembre de 1986, en la ciudad de Reynosa,
Tamaulipas; tiene grado de
estudios secundaria y dijo
ser de ocupación sicario del grupo de Los Zetas, con ingresos
económicos de ocho mil pesos mensuales como pago de las actividades
que realiza para esta organización delictiva.
Así es como inicia su declaración ministerial que realizó el 17 de
junio del 2010, en la averiguación previa AP/ZN/CAN/01/06/2886/4-2010
por el delito de homicidio.
En su presentación ante el Ministerio Público, dijo que mantiene
económicamente a tres personas, es adicto a las marihuana y cocaína,
como señas particulares tiene un tatuaje en forma de payaso con
sombrero, otro en forma de corona de espinas; en el brazo derecho
tiene uno de la Santa Muerte empuñando una pistola, en la espalda
otro y en la pierna derecha uno más de la Santa Muerte con los
nombres de Javier, también tiene tatuados los nombres de Mónica e
Irma.
En su confesión obtenida por Novedades de Quintana Roo, acepta los
cargos que se le imputan por secuestro y homicidio. Narra que desde
hace cinco meses llegó para radicar en Cancún proveniente de su
lugar de origen. Fue invitado
por El Comandante Pelón a quien conoció en Reynosa, para que
realizara el trabajo de
Halcón (vigilante) para Los Zetas.
Sin pensarlo aceptó, toda vez que en su ciudad natal corría el
riesgo de que lo mataran integrantes del Cártel del Golfo, debido a
las pugnas que enfrenta este grupo con Los Zetas, por lo que tomó un
autobús para este destino turístico.
Por el "trabajo" de Halcón le pagarían la cantidad de cuatro mil
pesos quincenales. Cuando llegó a la ciudad fue designado para
vigilar la entrada del fraccionamiento Pok Ta Pok, en la zona
hotelera.
Entre sus obligaciones se contaba la de informar al jefe de la
plaza, de todas las actividades sospechosas de la policía, para que
sus compañeros salieran de la residencia situada en Pok Ta Pok, en
la que además habitaban comandantes del grupo delictivo: Comandante
Pelón y Comandante Mayuyu, quienes daban las órdenes, pagaban la
nómina y decidían a quienes iban a matar.
"Como tres meses realicé actividades de Halcón y en una ocasión me
habló El Comandante Pelón y me dijo que me iban a subir de rango y a
partir de mayo comencé a cobrar como operativo", puntualiza El Javi
en el interrogatorio, aunque no especificó su salario.
Ya como operativo, le encargaron cuidar una casa de seguridad de la
región 103, donde concentraban a todas las personas secuestradas. En
esos días (abril 2010) tenían a cinco personas privadas de su
libertad, entre las que se encontraban una chica de unos 17 años,
junto a su papá quien era Chapulín, es decir, que se dedicaba a
vender droga para un grupo contrario.
"La niña estuvo recluida en la casa
aproximadamente dos días y lo único que yo hacía era darle de comer
en ocasiones, pero siempre veía que El Jairo la bañaba y cuando
hacía esto la encerraba en el baño y la violaba en repetidas
ocasiones, ya que incluso escuchábamos", admite con voz pausada.
También tenía secuestrado a El Gramero, un repartidor de droga que
había sido levantado en "El Crucero", porque no quería trabajar para
Los Zetas, así como también al propietario de un restaurante de Las
Palapas, por el cual se iba a pedir un millón de pesos; de igual
forma, estaba otra persona que le decían "Arquitecto", del cual
contactaron a uno de sus familiares para que pagaran un rescate de
un millón de pesos, pero como no lo cumplieron, tuvieron que
matarlo.
El Javi también hizo referencia a los levantones de El Pocho,
Chapayanki o El Chapa, El Chiquilín, y Joel Antonio Solís Ramayo,
alías El Zaico. Todos ellos estaban amordazados en una bodega de la
Región 233, cerca de la prolongación Tulum, la misma que el 25 de
mayo del 2010 catearon tres camionetas con al menos 15 militares
debido a que la habían reportado como una narcobodega, localizada en
los lotes 3 y 4, de la manzana 2, donde fueron asegurados varios
vehículos de lujo. Esta se le relacionó con el grupo delictivo "Los
Zetas.
En este lugar hubo un enfrentamiento, toda vez que por descuido del
sicario apodado "La Pulga", el conocido como El Chapa se logró
quitar los amarres y tomar
una AR-15 que tenía cerca y les disparó para después escapar.
Fue en ese momento en que El Comandante Pelón ordenó ejecutar a los
otros tres que tenía asegurados. Sus
cuerpos fueron a parar a un cenote de la Región 246, en
conocido fraccionamiento que se localiza cerca donde se construye la
Academia de Policía. Los ejecutados fueron identificados como Víctor
Arturo Garcías Díaz, alías El Pocho; Joel Antonio Solís Ramayo,
alías "El Zaico", (cuyo verdadera identidad se desconoce) y El
Chiquilín o Jarocho, quienes eran Chapulines.
A principios de mayo del 2010 una mujer que tenía un mes secuestrada
fue arrojada a un cenote en la Región 246, en una área verde. Los
asesinos al pensar que esta muerta la aventaron en un cenote. Al día
siguiente logró salir y pedir ayuda. Fue así como la Policía
Judicial del Estado (PJE) halló los cuerpos en estado de
descomposición de El Pocho, El Zaico y El Chiquilín o Jarocho.
El Javi afirmó que fue testigo de que a un sujeto que le apodaban El
Chilango, fue asesinado por un integrante de la banda de Los Zetas,
apodado El Memín, por órdenes del Comandante Pelón y El Mayuyo.
Explicó que lo ejecutaron porque este sujeto había llegado
procedente de Ciudad Juárez, Chihuahua, con la intención de formar
un grupo criminal, toda vez que se encargaba de surtir droga bajo el
agua a los taxistas de la zona hotelera, sin el consentimiento del
jefe de la célula de Los Zetas.
"Fue levantado y trasladado a la casa de Residencial Las Américas
donde El Memín con un cuchillo cebollero le cortó la cabeza aún
estando vivo", narra El Javi,
quien añadió: "Yo me encontraba viendo como lo hacía, pues le
clavaba el cuchillo en el cuerpo y luego lo pateaba".
Además, previamente torturó al Chilango para que les dijera quién
era la persona que le surtía la droga que vendía. Le cortó la cara
para que poco a poco se desangrara y de esta forma sufriera.
Posteriormente le cortó la cabeza.
Ortiz Miranda actualmente tiene varios procesos penales por los
homicidios de las 12 personas que fueron halladas el pasado 18 de
junio del 2010 en cenotes de una área verde cerca del
fraccionamiento Villas Marino, los seis cuerpos que se encontraron
en un hoyo en la autopista a Mérida el seis de junio del mismo año,
así como sigue siendo investigado por otros delitos. Javier Nicolás
Ortiz Miranda fue detenido el 17 de junio por elementos de la PJE.
Fuente

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