Cómo hacer rendir el tiempo con la mente

Cómo hacer rendir el tiempo con la mente

A veces, las horas parece acelerarse. Otras, los minutos parecen eternos. ¿Cómo se explica este fenómeno? ¿De qué modo percibe nuestro cerebro el tiempo?

De golpe, estamos en la segunda mitad del año. “Se fue volando”, es la impresión de muchos. A medida que pasa el tiempo, como dice la eterna canción de Casablanca, algunos días transcurren como en cámara lenta. Otras veces, sentimos que el reloj se acelera. ¿De qué depende? ¿Cómo percibe nuestro cerebro el paso del tiempo?

Constructores del tiempo. Claudia Hammond, escritora de temas de psicología, anota en su libro Time Warped: Unlocking the Mysteries of Time Perception que “construimos nuestra experiencia del tiempo”, según informa el portal especializado Brain Pickings. De allí que intentemos acelerarlo cuando estamos en una fila o de frenar el paso de los años. ¿Qué hechos o situaciones influyen en esta construcción subjetiva del tiempo?

El cronómetro del cerebro. Este órgano central de nuestro cuerpo tiene una forma poco convencional de mantener un registro del paso del tiempo. Hammond explica que algunos de los factores que inciden en nuestro “cronómetro interno” son las emociones, la atención, las expectativas, los requerimientos de una tarea, entre otros

El miedo, en cámara lenta. Varias investigaciones señalan que en un contexto de peligro, sentimos que el tiempo se alarga. Por ejemplo, un asalto puede durar pocos minutos, pero les contaremos a los demás que “se nos hizo eterno” el episodio. En 2011, un estudio francés de Droit-Volet y Gil, publicado en la revista científica Trends in Cognitive Sciences, reveló que un grupo de estudiantes sobrestimaba la duración de una película de terror, algo que no sucedía con filmes de otro tipo. ¿Por qué?

El rol de la amígdala. El neurocientífico David Eagleman, director del Laboratorio de Percepción y Acción de la Escuela de Medicina de Baylor, explica en un ensayo publicado en su sitio web personal que, cuando estamos inmersos en una situación crítica, se activa una pequeñísima área de nuestro cerebro llamada amígdala. Ésta obliga a que nuestra atención se concentre en lo que está sucediendo y surge un sistema de memoria secundario, que luego habremos de culpar por esos flashes de imágenes terribles, típicas del estrés postraumático. “En una situación horrible, el cerebro organiza los recuerdos de un modo que hace que se impregnen en la memoria. Al repasarlos, la alta densidad de los detalles nos hace creer que el evento duró mucho tiempo”, resume Eagleman

Al revés: con la edad, el tiempo se acelera.Cuando envejecemos sucede todo lo contrario. En lugar de guardar recuerdos de “alta densidad”, como los que fabricamos en un contexto de amenaza, nuestras memorias se destiñen y pierden detalles. Para Eagleman, esto explica la sensación de los mayores de que la vida se les pasó en un suspiro

Memoria deformante. “La memoria le da forma a nuestra experiencia del tiempo. Es la que le aporta esa particular propiedad elástica. No sólo nos permite pensar en una situación pasada, sino revivirla mentalmente”, declara Hammond, según Brain Pickings. La memoria también juega sus trucos y nos confunde…

¿Cuándo sucedió? Test rápido: ¿hace cuántos años se casaron Catalina de Cambridge y Guillermo? Tendemos a creer que los acontecimientos que sucedieron en los últimos 10 años “acaban de pasar”. Dicho de otro modo, cuando nos enteramos de que hace ya 3 años que un terremoto devastó Haití, nos sorprendemos de que haya pasado tanto tiempo. A su vez, percibimos los eventos que sucedieron hace más de una década como antiquísimos (¿Chernobyl? ¡Prehistórico!)

Entre los 15 y los 25 años, recuerdos clave. Otro truco de nuestra memoria: Hammond asegura que es muy probable que acumulemos recuerdos vívidos de experiencias que tuvimos entre los 15 y los 25 años. El por qué está vinculado con la novedad. En esa etapa, atravesamos cambios y “primeras veces”: el primer amor, el primer hijo, el primer viaje, la primera casa, el primer trabajo… La novedad tiene un impacto enorme sobre nuestra memoria, a diferencia de la rutina

Entre los 15 y los 25 años, recuerdos clave. Otro truco de nuestra memoria: Hammond asegura que es muy probable que acumulemos recuerdos vívidos de experiencias que tuvimos entre los 15 y los 25 años. El por qué está vinculado con la novedad. En esa etapa, atravesamos cambios y “primeras veces”: el primer amor, el primer hijo, el primer viaje, la primera casa, el primer trabajo… La novedad tiene un impacto enorme sobre nuestra memoria, a diferencia de la rutine…

Las vacaciones, una paradoja. Viajar estimula los sentidos: vemos cosas nuevas, degustamos platos distintos, escuchamos música o idiomas extraños… Esta concentración de “novedades” deja huellas en nuestra memoria y, como ya debes de suponer, impacta en nuestra percepción del paso del tiempo de una manera paradójica. “Es una sensación contradictoria de que las vacaciones pasaron muy rápido pero, cuando las recuerdas, pareciera que estuviste mucho tiempo afuera”, escribe Hammond.

Fuente: http://mx.mujer.yahoo.com

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