HISTORIA DE
MÓNICO
De una truculenta y verídica historia de hechicería,
conocieron con todos sus detalles, los habitantes de Saltillo, al
correr los años de 1919 a 1921.
De los
agentes de hotel que más popularidad han tenido en Saltillo, sin
duda alguna ha sido Mónico Martínez, que por más de treinta años
prestó sus servicios en hoteles de "La Plaza" y "Coahuila".
De carácter franco, comunicativo y
afable, dicharachero y guasón, Mónico era conocido en toda la
ciudad, máxime por la circunstancia, muy especial, de haber sido
hermano de Crescencio Martínez (a) "El Cácaro", puntillero de toros
de fama internacional, conocido de nombre y apodo en la mayor parte
de los cosos taurinos de España, donde su mote era festinado en
diferentes ocasiones cuando se presentaba la suerte final, para
despachar un toro a los mulilleros.
Mónico gustaba de conversar diariamente sobre los temas de
actualidad; ya fueran estos política, que entonces no era muy
sonada; la actuación de una buena compañía de drama o comedia en los
teatros "Morelos" y "García Carrillo"; ya sobre el pomposo
casamiento de zutano o de Mangano o de los funerales de algún
ricachón que había abandonado este valle de lágrimas.
Se distinguía de los demás compañeros de su oficio, por su
indumentaria siempre limpia y bien planchada; usaba invariablemente
el clásico vestido azul marino de paño o buen casimir, uniforme
semejante al reglamentario de la tripulación de los trenes de
pasajeros, con botonadura dorada en el cierre y puños de las mangas
doblilladas; cachucha de corta visera, confeccionada del mismo
género del vestido, con dos cintas de galon dorado y zapatos de
charol siempre muy bien boleados y lustrosos.
Por costumbre, y de esto no se conoce la causa, siempre gustaba de
atraviarse con amuletos representando diferentes figuras de marcada
superstición y números cabalísticos; pues en su leotina de fino oro
amarillo, llevaba una calaverita de hueso con los ojos de color
rojo, simulados con alguna imitación de granate o de rubí; un número
13 como prendedor en el nudo de la corbata, según costumbre de la
época y en la solapa del chaquetín o en la carterita de la bolsa de
pecho, exterior, se colgaba un trébol, de "cuatro" hojas, un clavel,
una gardenia o una rosa.
A la simple vista parecia que su vida se deslizaba tranquila y
feliz; pero su aspecto, por demás interesante, desmostraba que nada
opacaba su existencia en este mundo. Sin embargo, ya tratándolo a
fondo y hablando con él sobre temas distintos a la normalidad de las
costumbres sociales, se descubría que en su interior poseía un
sistema nervioso alterable, si cuando las conversaciones llegaban a
la broma y sobre asuntos de brujería, hechicería o aparecidos. El
aseguraba saber de muchos sucedidos en la ciudad, en que los
espíritus malignos intervenían, y se jactaba de ser uno de los que
no temían a los aparecidos; pero era un creyente en hechizos,
brebajes y maleficios de brujería; pues él Mónico, en distintas
ocasiones, decía haber sido víctima de las "brujas", a las que
profesaba un horror manifiesto.
Contaba que una vez, una mujer, se apoderó de uno de sus retratos, y
que lo vio después en una sospechosa casa de barrio no muy santa,
colocado en un nicho de encajes entrelazados, cubierto completamente
de alfileres clavados en la cabeza y en la región izq. del pecho,
donde pendía tambien una chuparrosa disecada. Refería además que
llegó a ver volar por las tapias de su casa, a las "brujas" montadas
en una escoba, y que las lechuzas nunca abandonaban por las noches
los árboles del patio donde él vivía.
Estos hechos los narraba con mucha naturalidad, a grado tal, que
quien los escuchaba, se sentía poseído del maleficio del que creía
ser víctima Mónico.
Muchas "gentes" de Saltillo creyentes o no, al saborear los
diferentes aspectos de la hechicería de Mónico, compadecían su
estado de nerviosidad tan palpable, y hasta llegaban a pensar que su
actitud traspasaba los límites normales y le creían un loco por
momentos.
Solo él sabía lo que pasaba en su interior, pues los médicos que lo
habían atendido, aseguraban que mal ninguno, de carácter orgánico
padecía Mónico; y sus amigos, que conocían su carácter lo veían como
un vacilador y conceptuaban sus pláticas como mera guasa.
Del año de 1919 al año 1921, el físico de Mónico había perdido mucho
de su habitual modo de ser y estaban tan desmejorados su semblante y
su aspecto, que varias ocasiones faltaba a su trabajo, causando
sorpresa este hecho, pues era muy celoso en el cumplimiento de sus
deberes.
Una mañana del mes de marzo de 1921 circuló por toda la ciudad la
noticia de que Mónico había sido encotrado muerto, flotando en la
superfici de la alberca "Altamira", y todo Saltillo se hizo
conjeturas sobre la realidad de los hechos; pues éstos eran
comentados por cada quien en la forma que mejor le acomodaba,
haciendo truculenta y fatídica la narración. A la sazón prestaba yo
mis servicios en un periódico de la localidad, redactor en "El
Coahuila" y me tocó en suerte ser el autor de las informaciones
oficiales de tan extraño sucedido.
Por unos bañistas, de esos que les gusta el baño de alberca muy
temprano, fue descubierto el cuerpo de Mónico, el que ante la fe de
la autoridad no presentaba huellas de haber sido asesinado ni con
arma de fuego, ni con instrumento punzo-cortante; tampoco había sido
envenenado. Tenía unos pequeños rasquños en el pómulo izq. y
raspones en el ante brazo derecho. No había muerto de ahogado.
Estaba su cadaver con su pantalón azul de trabajo y en mangas de
camisa; esta era blanca reción planchada; conservaba sólo un zapato
pues el otro, su hermana Luisa, se había quedado con él en la mano,
al pretender detenerlo, cuando lo vio "volar"... de que había muerto
Mónico?... Esto nunca se supo ni se ha sabido...
Por la calle de Santiago, ahora Gral. Cepeda hacia el sur, media
cuadra antes de llegar al Ojo de Agua y unas cuantas casa cerca de
la "Quinta Altamira", estaba el domicilio del infortunado agente del
hotel. Después de un pequeño zaguán seguía un patio regular en el
que había algunos árboles. Más al fondo y pasando una puerta se
destacaba el corral con aspecto de huertecita, pues había en él
algunos árboles frutales, una chayotera y otras matas de ornato. Las
bardas que circulaba el corral, limitando la propiedad, no eran
altas ni muy bajas, y pasando dos muros más al fondo y hacia el
norte, quedaba la huerta y baños de "Altamira", en cuya alberca fue
encontrado su cadáver.
Y si nunca se pudo confirmar la causa de la muerte de Mónico, justo
es asenta lo que nos dijera su familiar cercano del desaparecido,
para dar sabor a su misteriosa, conmovedora y espeluznante muerte.
"Yo mismo estoy espantado!" -dice el primo de Mónico.- Antes de
ayer, a las nueve de la noche, ya estando acostado, Mónico se
levantó y se fue a decirme que no podía dormir porque las lechuzas y
las "brujas" estaban esperando que se durmiera para llevárselo.- No
es posible, Mónico, le dije; -Vete a acostar; domina los nervios. Si
no duermes, como ya tienes varios días de no hacerlo, no van a ser
las lechuzas y las "brujas" las que te lleven, sino la muerte
misma.- Se estremeció y como que quiso llorar y entonces me dijo:-
Oye primo, cuídame.- Aunque yo estaba cansado y desvelado, fui a
llevarlo a su cama; lo acosté y me senté en una silla, en la única
puerta que tenía la recamara donde estaba su cama.- No se durmió;
pero un buen rato se quedó tranquilo. Después se sentó y
desesperadamente, soltó un aterrador y destemplado grito:- Las
"brujas", las lechuzas! Me llevan las "brujas" y las lechuzas!.
No pegó los ojos en toda la noche, ya en la mañana como a las nueve,
después de tomar una taza de café solo, medio se quedó dormido,
despertando como a las once. Le pregunté que había tenido durante su
dormitada y no me supo explicar. Sólo abría los ojos extraviadamente
y como que quería recordar algo. Se levantó un rato; se sentó en una
silla afuera, en la calle, donde todavía pegaba el solo amarillento
que ya se perdía en el Poniente y un rato mas, se metió a la casa
diciendo que aunque no tenía sueño, quería dormir. Yo me fui a cenar
a la cocinita y en eso estaba cuando va llegando como un loco y nos
dice: Las "brujas"!!!, las lechuzas!!..... Me quiere llevar las
"brujas" y las lechuzas!!!
Estos constantes arrebatos de Mónico, alarmaron notablemente a sus
familiares, quienes tomando las medidas del caso, pusieron en
conocimiento de la autoridad los hechos y pidieron auxilio.
Mientras tanto lo convencimos de que eran sus nervios y fue a
recogerse nuevamente a su cama.
A las nueve de la noche se presentaron en la casa dos policías con
el objeto de conocer de los acontecimientos, y Mónico aún despierto,
suplicó casi en estado de desvario a los policias y a su primo que
lo cuidara...
Los gendarmes y el primo de Mónico se apostaron en la única puerta
que daba salida a la recámara donde estaba la cama de Mónico, y como
a la once de la noche se dejaron escuchar estrepitosamente, los
destemplados gritos de Mónico:..Las "brujas" y las lechuzas me
quieren llevar!!!...Nuevamente logramos que se acostara, pero antes
nos dijo a la policia y a mi: -Si no me cuidan...¡Me van a llevar
las "brujas"...!
Tanto los policías como yo nos regresamos nuevamente a sentarnos en
las sillas que teniamos en la única puerta de la recámara... Yo no
recuerdo haber dormido, pues Mónico hasta las dos o tres de la
mañana estuvo muy inquieto, y después... un silencio sepulcral... yo
creí que estaba dormido y me dormí; los policías a mi lado hicieron
lo mismo, recargados en las sillas siempre en la única puerta que
daba a la recámara de Mónico... A las seis de la mañana que
despertamos, Mónico no estaba en su cama. Ni los policías ni yo
habías sentido que pasara alguien por la única puerta que daba a su
recámara y no sé que decirles mas...
Hasta que supe que su cadáver había sido encontrado flotando en la
alberca y que Luisa mi prima y hermana de Mónico, estaba en estado
inconsciente, en el patio, con un zapato de Mónico en la mano.
Algunas investigaciones judiciales y policiácas se hicieron a raíz
de esta misteriosa muerte que conmovió por varios días a Saltillo.
Sólo se encotró mutismo en los vecinos que jamás pudieron descifrar
la tétrica muerte de Mónico y por más que las autoridades se
esforzaron para recabar informes sobre algunos enemigos que tuviera
Mónico, nunca se supo y quedó como hasta ahora en el misterio la
muerte de aquel agente de hotel a quien la conseja asegura se
llevaron las "brujas" y las lechuzas.
LEYENDA DE LA
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LEYENDA DE LA
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LEYENDA DEL
CALLEJÓN DEL DIABLO
ALGUIEN QUIERE LO QUE TU TIENES, ALGUIEN TIENE LO QUE
TU QUIERES.
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