Seis días duró la cacería. Inició en
Ahuatepec, Morelos. Arturo Beltrán Leyva, apodado El Barbas, estaba
en una fiesta con el Rey del Acordeón, Ramón Ayala, y con los
Cadetes de Linares. Hasta allá llegó la Marina. Intentó capturarlo,
pero se le fue. Le siguió el rastro, a él y a varios de sus más
cercanos colaboradores hasta que ayer en la tarde dio con él. Y lo
mató.
Fueron horas en los que se escuchó un
intenso tableteo de las ametralladoras de uno y otro bando, que sólo
era interrumpido de cuando en cuando por los estallidos de granadas
de fragmentación que los pistoleros que lo protegían lanzaban.
Beltrán Leyva, El Barbas, La Muerte,
El Botas Blancas, El Jefe de Jefes, el enemigo más peligroso de
Joaquín El Chapo Guzmán, el hombre buscado por los gobiernos de
México y Estados Unidos, quedó abatido, desangrado sobre los pisos
del lujoso condominio Altitude, ubicado sobre la calle Alta Tensión
en Cuernavaca, Morelos, el mismo estado en el que estableció su
feudo y donde se escondía, de acuerdo con versiones difundidas desde
hace años, junto con otros capos.
Lo cercaron. Tuvo capacidad para
mantener a raya durante varias horas a las fuerzas de la Armada de
México. Pero en un momento de la noche, sus círculos de seguridad
colapsaron. Los marinos llegaron a metros de El Barbas, que era
protegido por el último círculo de su escolta. Intercambiaron
disparos, el capo y tres de su séquito perdieron el duelo. Uno más
de sus guardaespaldas se suicidó.
Esta vez, a diferencia de las
ocasiones anteriores en las que casi lo capturan, no hubo quien le
diera el “pitazo”. La Armada tuvo el tiempo de seguir una pista que
obtuvo de uno de los detenidos en la fiesta de Ahuatepec, quien dijo
que vivía en una de las torres del condominio Altitude.
Beltrán Leyva escogió en lugar muy
visible para esconderse después de que escapó el viernes pasado de
la Marina. El condominio se ubica a 500 metros de la casa del
gobernador y a 350 del Zócalo de Cuernavaca, Morelos.
Los marinos irrumpieron en el
fraccionamiento y cada una de las viviendas de las torres fue
cateada. Los habitantes fueron concentrados en un gimnasio ubicado
dentro del mismo complejo que tiene albercas y cuyos departamentos,
el más pequeño de 136 metros cuadrados, tienen un valor mínimo de 3
millones de pesos.
Desde el exterior comenzaron a llegar
refuerzos para intentar impedir que Beltrán Leyva fuera detenido.
Desconocidos lanzaron granadas desde una camioneta en contra de dos
helicópteros de la Marina que se encontraban estacionados en un
campo de la Cruz Roja, aledaño al condominio. Otro grupo de
pistoleros, a bordo de otra camioneta atacó a los marinos que
resguardaban el acceso principal del fraccionamiento. Los elementos
de la Armada repelieron el ataque.
Después de un recorrido los marinos
encontraron los cuerpos de dos sicarios, por lo que la operación
militar terminó con un saldo de siete muertos, todos ellos del
cártel. De lado de la Armada tres marinos fueron heridos por
esquirlas de granada, pero ninguno de ellos tiene lesiones de
muerte.
Quién era “La Muerte”
La operación para capturar a Beltrán
Leyva no podía ser menor a la que se desplegó. Se trataba de uno de
los hombres más violentos, que junto con sus hermanos, Alfredo
[preso] y Héctor [prófugo], dirigían el cártel que fue bautizado por
las autoridades y sus enemigos con sus propios apellidos y que nació
luego de que se separaron del cártel de Sinaloa, que encabeza El
Chapo Guzmán, junto con Ismael El Mayo Zambada e Ignacio Nacho
Coronel.
Los hermanos Beltrán Leyva,
lugartenientes y jefes de seguridad de los capos del cártel de
Sinaloa, abandonaron la organización luego de que Arturo Beltrán
Leyva culpara a Joaquín El Chapo Guzmán de haber entregado a las
autoridades federales a su hermano Alfredo, El Mochomo.
Tras la ruptura con el cártel, los
Beltrán se independizaron e iniciaron una sangrienta guerra por el
control de plazas como Morelos, Sinaloa, Guerrero, el estado de
México, el Distrito Federal y por el control del Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México.
Arturo Beltrán Leyva formó un grupo
armado, al que dotó de sofisticado armamento, e hizo bordar sus
chalecos antibalas negros con las iniciales FEDA [Fuerzas Especiales
de Arturo] en grandes letras blancas en el dorso.
Sabiendo su poder de fuego y que
había logrado penetrar hasta la médula la Procuraduría General de la
República, pues compró al zar antidrogas nacional y varios de los
más altos mandos de la SIEDO, planeó un asalto a las instalaciones
de la PGR para rescatar de los calabozos a su hermano El Mochomo.
A El Barbas también se le atribuye el
haber logrado establecer un pacto con Los Zetas y con el cártel de
Juárez para acabar con El Chapo Guzmán.
Su refugio, su tumba
La ciudad de Cuernavaca estaba
destinada a ser el lugar en el que vivo o muerto caería tarde o
temprano Arturo Beltrán Leyva, un originario de Badiraguato, donde
nació hace 48 años.
Arturo Beltrán Leyva pudo haber sido
capturado la tarde del pasado miércoles 7 de mayo de 2008 en
Morelos. De acuerdo con la Policía Federal (PF), ese día una
camioneta con las características de la flotilla que utilizaba el
operador del cártel de Sinaloa, Arturo Beltrán Leyva, transitaba por
la Autopista del Sol, procedente del estado de Guerrero.
Era escoltada por cuatro vehículos
con hombres fuertemente armados. Una patrulla de la Policía Federal
los siguió de cerca. Por la frecuencia especial se recibió la orden
de detenerlos.
A la altura de la caseta de Alpuyeca
se les marcó el alto, pero las camionetas aceleraron. Salieron de la
Autopista del Sol y tomaron la carretera que conduce a la zona sur
del estado de Morelos, por el poblado de Xoxocotla. Tomaron la
desviación hacia el Lago de Tequesquitengo.
Tres kilómetros más adelante, dentro
de la zona poblada de Xoxocotla, los agentes federales alcanzaron a
dos vehículos de la retaguardia del convoy: Una camioneta color
arena, sin placas y con permiso de circulación del estado de
Morelos, y una color blanco con placas del DF.
Ahí se dio un enfrentamiento. Resultó
muerto el presunto gatillero José Guadalupe Esparza Sánchez,
originario de Navolato, Sinaloa. También quedó herido el policía
federal Alejandro González García, quien murió al ser atendido en un
hospital de Cuernavaca. Dos sicarios fueron detenidos en el lugar.
Las escolta fue efectiva, cayeron
algunos, pero El Barbas escapó.
Como muestra de su poder, horas
después de la frustrada operación de captura, el comisionado de
Seguridad Regional de la Policía Federal fue asesinado en el
interior de su casa, justo cuando regresaba de haber coordinado
desde sus oficinas el operativo para detener a Beltrán Leyva. La
Muerte había ordenado su ejecución