La
abogada regiomontana Silvia Raquenel Villanueva Fraustro, asesinada
hoy en Monterrey, ya había sobrevivido al menos a cuatro atentados,
relacionados con su labor en defensa de presuntos narcotraficantes.
De
origen humilde y estimada por su apoyo legal a sus vecinos de la
colonia Central, su fama aumentó al ser considerada como testigo
protegido durante el caso que llevó a la captura, en 1996, del capo
Juan García Abrego, líder del Cártel del Golfo.
En 1994
también asumió la defensa de Carlos Reséndez Bortoloussi, cerebro
financiero de esa misma organización delictiva.
“Que
defiendes puros narcos así le decía un juez, que sumas muy
millonarias tú cobras por defender y por sacar delincuentes que yo
acabo de meter”, reza una de las estrofas de un corrido con su
nombre, que interpretaba el extinto cantante norteño Beto
Quintanilla.
Entre
los atentados contra Villanueva Fraustro hay uno con explosivos en
su despacho de la colonia Central en esta ciudad, en mayo de 1998
del que salió ilesa, posteriormente, ahí mismo fue herida a balazos.
En marzo
de 2000 en el hotel Imperial de la Ciudad de México fue objeto de
otro ataque con armas de fuego y resultó herida, cuando era
acompañada por el ex funcionario de la PGR, Cuauhtémoc Herrera
Suástegui, presunto protector del Cártel del Golfo.
Posteriormente, afuera de los juzgados federales con sede en esta
ciudad, también fue atacada a balazos, pero resultó ilesa en esa
ocasión.
En 2006
autoridades federales arraigaron a la litigante, al implicarla en la
desaparición de un agente del Ministerio Público federal en
Guerrero, pero fue puesta en libertad por falta de pruebas.
Otro de
los controversiales casos asumidos por Villanueva Fraustro fue la
defensa del infanticida Diego Santoy Riveroll, quien dio muerte a
dos menores, hermanos de su entonces novia en la colonia Cumbres de
esta ciudad, en marzo de 2006.
Ese
mismo año, en mayo, Julio Vargas, ex socio de la abogada fue
asesinado a balazos.
En los
años recientes, su presencia mediática o pública la mantuvo muy en
reserva, salvo sus asistencias a misa los domingos en la iglesia San
Joaquín, de su barrio en esta ciudad.
El lunes
anterior, la extinta abogada había asistido a la toma de protesta de
Jorge Luis Mancillas Ramírez como nuevo presidente del Tribunal
Superior de Justicia de Nuevo León.
Este
domingo no logró salvarse de un nuevo ataque y murió por los
impactos de grueso calibre que le dispararon desconocidos en la
llamada “Pulga Río”, concurrido centro comercial, ante el estupor de
clientes y comerciantes.
De
acuerdo a testigos al menos tres sujetos con armas AR-15 dispararon
sobre Villanueva Fraustro y huyeron.
Agentes
de las policías Ministerial y Federal, así como elementos del grupo
SWAT llegaron al lugar de los hechos y acordonaron el área, para
iniciar las investigaciones.
Quién fue Silvia Raquenel Villanueva Fraustro?
Nació en
Monterrey el 26 de junio de 1954, en la ciudad de Monterrey, Nuevo
León, tenía una hija.
Segunda
de una familia de seis hijos, pretendía ser química, pero no la
aceptaron en las preparatoria de la Universidad Autónoma de Nuevo
león (UANL). Más tarde, de graduó de la Facultad de Derecho de esa
casa de estudios.
Los
inicios de Raquenel Villanueva estuvieron en la Procuraduría de
Justicia estatal, donde fue actuaria en una sala penal y después
secretaria de un juzgado familiar
Se
caracterizó por representar legalmente a personajes supuestamente
relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado, a presuntos
homicidas y traficantes de personas.
Entre
sus clientes estuvieron Javier Herrera Valles, ex coordinador de
Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva (PFP), acusado
de tener vínculos con narcotraficantes.
Otro de
los casos polémicos que tomó, fue la defensa del joven Diego Santoy
Riverol, conocido como el asesino de Cumbres, procesado por el
asesinato de los dos hermanos menores de quien en ese tiempo era su
novia.
En 2006
fue detenida durante tres meses, acusada por la Procuraduría General
de la República (PGR) de estar involucrada en el secuestro y
asesinato de Martín Gerardo Saldaña, un agente del Ministerio
Público del estado de Guerrero. No se comprobó ninguna
responsabilidad en el caso.
La
abogada había sido víctima de cuatro atentados presuntamente
relacionados con el crimen organizado.
Hasta
tenía un corrido que interpretaba el extinto cantante norteño Beto
Quintanilla, el cual concluye de la siguiente manera:
“Ya son
muchos atentados y Dios la deja vivir la maldición del culpable tal
vez esté por venir, dejen a Dios que decida a quien le toca morir”…