Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días creen en la trinidad, es decir, en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, como tres seres divinos separados, pero que trabajan juntos en absoluta unidad. Una fe que profesan, principalmente, en los templos; por eso, la construcción de estos edificios religiosos es tan importante y es en México donde existe la mayor concentración de templos en Latinoamérica, 13, una asombrosa cifra, si se considera que en el mundo hay 159.
Los templos en cuestión son:
- El de Ciudad de México, en la entidad federativa homónima, dedicado el 2 de diciembre de 1983.
- El de Colonia Juárez, en el municipio homónimo de la entidad federativa de Chihuahua, dedicado el 6 de marzo de 1999.
- El de Ciudad Juárez, en el municipio homónimo de la entidad federativa de Chihuahua, dedicado el 26 de febrero de 2000.
- El de Hermosillo, en el municipio homónimo de la entidad federativa de Sonora, dedicado el 27 de febrero de 2000.
- El de Oaxaca, en el municipio homónimo de la entidad federativa homónima, dedicado el 11 de marzo de 2000.
- El de Tuxtla Gutiérrez, en el municipio homónimo, de la entidad federativa de Chiapas, dedicado el 12 de marzo de 2000.
- El de Tampico, en el municipio de Ciudad Madero, en la entidad federativa de Tamaulipas, dedicado el 20 de mayo de 2000.
- El de Villahermosa, en el municipio homónimo de la entidad federativa de Tabasco, dedicado el 21 de mayo de 2000.
- El de Mérida, en el municipio homónimo de la entidad federativa de Yucatán, dedicado el 8 de julio de 2000.
- El de Veracruz, en la localidad de Boca del Río de la entidad federativa de Veracruz de Ignacio de la LLave, dedicado el 9 de julio de 2000.
- El de Guadalajara, en Zapopan, entidad federativa de Jalisco, dedicado el 29 de abril de 2001.
- El de Monterrey, en la localidad homónima de la entidad federativa de Nuevo León, dedicado el 28 de abril de 2002.
- El de Tijuana, en el municipio homónimo, de la entidad federativa de Baja California, dedicado el 13 de diciembre de 2015. Y;
- El de Puebla México, anunciado el 7 de octubre de 2018, por el Presidente Russell M. Nelson, en la clausura de la Conferencia General Semianual número 188.
Breve reseña histórica
Los primeros pasos en la construcción de estos edificios podría considerarse que comenzaron realmente en el período 1960-1970, cuando hubo un incremento exponencial de la obra misional y de la estructuración en unidades, lo que sin duda aceleró los planes para construir el primer templo en México.
Pero las gestiones que empezaron en vida del Presidente
de la Iglesia, Harold B. Lee se demoraron durante meses, de tal modo que durante largo tiempo se esperaba en la Secretaría del ramo durante horas, día tras día, sin conseguir que el proyecto saliera adelante. Algo que no ocurriría hasta la administración del Presidente Spencer W. Kimball, cuando el permiso político y técnico para construir el templo fue otorgado, sin que se hubiese reformado la ley algo que, en cualquier caso, no era necesario, pues la Iglesia cumplía con las Leyes Constitucionales y Reglamentarias.
La búsqueda del sitio adecuado para iniciar la construcción se asignó al Licenciado F. Burton Howard y al encargado del Departamento de Bienes Raíces Jasper R. McClellan; se analizaron varios sitios de la Capital, en la zona metropolitana e incluso en otras ciudades, pero al final, Salt Lake City decidió que fuese en la Ciudad de México. Concretamente, el lugar escogido fue la Unidad del Valle de Aragón pues había impresionado muy favorablemente al Presidente Kimball, debido al elevado número
de conversiones existente en la zona, la limpieza del área y el buen clima social que se respiraba. La ceremonia de la palada inicial, y la dedicación del terreno, por el apóstol Boyd K. Packer, se efectuaron el 25 de noviembre de 1979.
Desde entonces, más de una decena de templos se han construido en México. Una cifra que puede aumentar, pues la situación es muy favorable, ya que, desde el primer templo, la Iglesia ha ido creciendo exponencialmente, como demuestra la carta que, en 2015, la Presidencia del Área de México envió a sus miembros, para “rogar a Nuestro Padre
Celestial las bendiciones especiales de paz y seguridad, y que Su Espíritu se
derrame más abundantemente sobre los habitantes de esta Área por causa de la
apertura de Sus santos templos entre nosotros. Al hacerlo nos elevaremos a un
plano superior y estaremos en posibilidad de ayudar a otros” que puede verse
como una invitación a construir más templos.