De pronto, algo en el niño ha cambiado. No sabemos ni cuándo ni por qué exactamente, pero un día comenzó a tartamudear. Al principio parecía hacerlo a propósito y hasta nos enojábamos con él. Pero pasa el tiempo y continúa con su titubeo, aún cuando notamos que se pone mal, empeorando en las situaciones de estrés o cuando sus compañeros de la escuela lo cargan. ¿Qué le sucede y cómo debo actuar?
La interrupción en el habla también se conoce como disfluencia y suele ser un trastorno bastante común en los chicos, especialmente cuando son pequeños. El problema es que a veces se instala y, si no sabemos cómo manejarlo, con el tiempo puede profundizarse, avergonzándolos, inhibiéndolos, llevándolos a aislarse o bajando su autoestima.
La licenciada Lila Isacovich, Directora del Área Asistencial de la Fundación Buenos Aires, nos cuenta cómo podemos ayudarlos a resolver este trastorno.
¿Cuáles son los motivos que llevan a un niño a tartamudear
“Por un lado, podría haber algún problema neurológico mezclado con causas emocionales; pero por el otro, a veces tiene que ver sólo con componentes emocionales. Dentro de estos, existen distintos rasgos de personalidad, que tienen que ver con los genes, con factores orgánicos, con experiencias vividas, etcétera. En general, se da durante la infancia más temprana, la escolaridad o la adolescencia. En la adultez ya es más raro que se comience con este problema, salvo si la persona hubiera sufrido algún episodio traumático”.
Entonces, durante la infancia, ¿puede tener que ver sólo con algún problema psicológico?
“Si, hay situaciones clásicas como la llegada de un hermanito, alguna pérdida importante, una mudanza… Pero no necesariamente tiene que haber sufrido algún episodio traumático. Puede deberse a diferentes factores, como por ejemplo, conflictos psíquicos. Por otra parte, hay situaciones que quizás a los padres no les parecen traumáticas pero el chico las percibe así. Depende de cómo procesa cada niño determinada situación, incluso, un susto o una pelea familiar que nos perece intrascendente”.
¿A qué se refiere cuando dice conflictos psíquicos?
“Cuando hablamos de conflictos psíquicos puede ser, por ejemplo, un chico que es demasiado tímido o introvertido, al que le cuesta entablar una relación con los demás. También, a veces pueden hacerlo como una forma de llamar la atención, como un tic nervioso”.
¿Podría ser un tic nervioso?
“Es algo así pero no siempre, en general se les va haciendo como una costumbre, por distintos motivos. Por ejemplo, imitan a alguien que lo hacía. De todas maneras, hay que destacar que es un momento para que los padres nos preguntemos qué le puede estar pasando. ¿Por qué necesita comunicarnos algo de ese modo tan retorcido? El chico está demostrando una limitación para decir lo que en realidad le sucede. Quizá por falta de confianza en sí mismo y luego también falta de confianza en los demás. Se siente enjuiciado. En ciertos chicos los padres son percibidos como muy rígidos, entonces se sienten cada vez más tímidos y pierden la confianza. No saben si hablar o no hablar, dudan, se traban…”
¿Cómo debemos reaccionar cuando tartamudean?
“No hay que decirles nada. Es peor darle mucha trascendencia, porque en realidad se trata sólo de un síntoma, no de la causa. Es lo aparente, lo que se ve, pero detrás de eso hay motivos. Hay que indagar qué es lo que le está pasando, por qué lo manifiesta así. Eso debe ser una alarma para que busquemos la solución”.
Hay padres que los reprenden…
“Es peor y hasta podría traer el efecto contrario. Sí, en cambio, cuando percibimos que el niño quiere manejar la situación, se le puede decir que no está bueno que lo haga, que causa malestar o que nos aburre. También podemos buscar maneras de distraerlo con otra cosa, decirle que es mejor hablar de corrido. Es decir, hay que ponerle un límite pero desde el cariño. Porque aunque lo hiciera a propósito, aunque sea voluntario para que los demás estén pendientes de él, por algo lo hace. Es inútil reprenderlo. A veces se soluciona solo, cuando le restamos importancia”.
¿Cómo nos damos cuenta de que se trata de un problema serio?
“Si persiste, si le pasa a pesar de él, lo padece o no lo puede manejar, hay que pedir ayuda. Siempre se requiere el apoyo de un profesional una vez que se instaló la tartamudez. Porque no podemos pedirle al chico que reflexione sobre sí mismo y advierta lo que le está pasando. Primero, es necesaria la consulta con el pediatra para que descarte un problema neurológico. Luego, con un psicólogo que quizá hasta pueda derivarlo con un fonoaudiólogo. Pero por lo general, tiene solución”. Fuente: Yahoo