¿CÓMO ENFRENTAR UN
DUELO CON NIÑOS?
Pese a que la muerte es algo natural y es un destino al que tarde o
temprano todos debemos enfrentarnos, hablar de ella es difícil. Y
más aún con un niño
No saber qué decirle a los pequeños tras
la partida de un ser querido, hace que muchas veces los adultos
utilicen metáforas para hacerles entender la situación. Pero ¿es eso
lo mejor?
La psicóloga del Programa Contigo de Parque del Recuerdo, Amparo
Marín Prieto, asegura que “no sólo en el duelo en la infancia, en
realidad en la vida, es deseable tratar con la verdad por muy
dolorosa que esta sea, aunque los niños no lo entiendan, y esto vale
especialmente en las muertes por accidentes en que, en general, se
tiende a ocultar la situación de la muerte a los niños, aunque ellos
siempre saben, y lo complicado de mentirles es que van a perder la
confianza cuando más necesitan confiar en sus adultos significativos
que son sus referentes afectivos. Se debe tratar con honestidad y
transparencia estas cosas con los niños pequeños”.
Asimismo, la profesional aconseja tener en cuenta un factor muy
relevante a la hora de aclarar dudas en los más pequeños. “Es
importante siempre decir la verdad, pero dando espacio para que
surjan en él las dualidades del tipo de pensamiento que posee. Los
niños pequeños tienen una modalidad de pensamiento mágico, que es
seguido, más adelante, por un tipo de pensamiento concreto. Recién
en la adolescencia tenemos acceso al pensamiento abstracto, que es
el que nos permite pensar ideas y elaborar pensamientos complejos.
Como los niños pequeños tienen pensamiento mágico, oscila la mente
entre la fantasía y la realidad, se debe dejar que el niño mantenga
la fantasía por un tiempo prudente hasta que su mente acepte la
ausencia del ser querido”.
Si el niño no es demasiado pequeño las condiciones se irán dando
para que empiece a desarrollar su propio proceso de duelo. “Tanto
los chicos como los grandes, usamos defensas síquicas frente al
dolor, como la negación, la proyección y la sublimación. En los
niños las defensas son más débiles, muchas veces los niños extrañan
y hablan como si entendieran profundamente que la persona no va a
estar más, que no va a volver, pero no hay que engañarse, junto con
eso está el pensamiento mágico de que va a aparecer”, aclara Marín.
Un factor imprescindible en el duelo en la infancia, es la
disponibilidad de un adulto cercano que lo pueda sostener
emocionalmente, “un abuelo, una tía o una amiga de los padres,
porque normalmente estos están devastados por la pérdida de su hijo
o pareja, y el niño queda solo con sus interrogantes y
desconcierto”.
Empezar el Duelo
No hay que asustarse con los cambios que puedan experimentar los
menores durante el proceso de duelo, que es propio de cada persona y
por lo tanto, incomparable. “Van a haber consecuencias negativas
transitorias en el funcionamiento de los niños y adolescentes,
especialmente en la personalidad de ellos; por ejemplo, pérdida de
interés en el mundo externo; disminución de funciones síquicas que
tenían antes de empezar este sufrimiento. Estados depresivos en los
que se pueden observar fenómenos regresivos, donde pierden funciones
del desarrollo ya adquiridas; por ejemplo, un niño pequeño que ya
controlaba esfínter, frente a la muerte de uno o ambos padres o de
un hermano, puede volver a necesitar pañales”, explica la
especialista.
Sin embargo, es importante saber que no sólo en los pequeños puede
haber este tipo de regresión. “A veces los adolescentes pierden
funciones de autonomía que se habían logrado. Un joven que
transitaban por la ciudad solo, frente a la pérdida de uno o ambos
padres, especialmente, vuelven a ser dependientes y más chicos; o al
revés, comienzan con conductas impulsivas que los ponen en riesgo”,
afirma.
Este tipo de conductas deben siempre ser tomadas en cuenta pues la
psicóloga asegura que el origen es la imposibilidad de sentir el
dolor y la pena por la pérdida. “Sucede a veces en la muerte de un
hermano, que es tal el dolor del padre y de la madre, que ese niño o
joven, no se atreve a manifestar su pena y dolor por no causarle más
pena a sus padres, y se pone en riesgo al no poder tramitar sus
emociones directamente”.
La recomendación es clara: evitar otros duelos. Esto quiere decir
tratar de impedir cambios de casa o escuela, incluso evitar los
viajes. “Cuando se quiere cambiar algo del mundo externo, frente al
dolor que se siente, lo que se logra en realidad es lo opuesto de lo
que se persigue, la mayor parte de las veces es más perturbador que
ayudador para los miembros de la familia. Hay que quedarse donde uno
está, en su lugar familiar e íntimo, con los que a uno lo quieren
porque así es más fácil transitar por el dolor y la pena”,
recomienda Marín.
DUELO PATOLÓGICO-
SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO
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UN VIUDO/A?
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