PUEDE UN BEBE
RECONOCER UNA BROMA ?
Bebés, capaces de reconocer las bromas.
Un estudio indica que los pequeños de 6 meses pueden diferenciar las
bromas o manipulaciones de los adultos. A los 6 meses, un bebé sabe
si le están gastando una broma o no
(www.neomundo.com.ar) Los bebés muy
pequeños de sólo seis meses de edad-, saben cuándo se les está
tomando el pelo, que esta actitud no les gusta, y que expresan su
disconformidad o reaccionan en consecuencia, de acuerdo con lo que
aseguran científicos de la Universidad de York, en Canadá.
Para afirmar algo tan polémico, los
investigadores analizaron las reacciones de bebés de seis y nueve
meses ante un juego que consistía en que un adulto se mostraba bien
incapaz bien reticente a compartir un juguete con los pequeños.
Los bebés detectaron y aceptaron con
calma el hecho de que el adulto no fuera capaz de compartir con
ellos el juguete por razones que escapaban a su control pero, por el
contrario, se mostraron agitados cuando resultó evidente que el
adulto, simplemente, no tenía intención de compartir.
Según la directora del estudio, Heidi
Marsh, los bebés son capaces de diferenciar si se les está gastando
una broma o si se está siendo manipulador con ellos, y además saben
cómo transmitir su opinión al respecto. Según Marsh, esta es la
primera demostración empírica de que los bebés tan pequeños son
capaces de comprender las intenciones de los actos de los adultos.
Hasta el momento, se habían obtenido
evidencias basadas únicamente en la habituación visual de los niños
ante determinados estímulos (la habituación en psicología es el
proceso de acostumbramiento o aprendizaje no asociativo a los
estímulos del medio interno o externo, y está considerada una forma
alternativa de integración).
Es decir, que estudios previos habían
observado los patrones de las miradas de los pequeños cuando a éstos
les eran presentados estímulos diversos pero, según la
investigadora, esta fórmula de estudio resulta demasiado abierta a
interpretaciones y, en consecuencia, a conclusiones confusas.
Por otro lado, en investigaciones
anteriores se concluyó que la capacidad de diferenciar las
intenciones de los adultos no se desarrollan hasta los nueve meses
de edad, algo que el estudio de Marsh desmiente.
La investigadora señala que un niño
de seis meses de edad, comparado con uno de nueve meses, expresa de
manera distinta lo que sabe.
Durante el estudio, los bebitos
fueron sometidos a tres situaciones en las cuales el centro siempre
fue un juguete: de bloqueo, de burla y de juego. En cada una de
estas situaciones hubo una condición de incapacidad de compartir el
juguete y otra de resistencia a compartirlo por parte del adulto.
Así, por ejemplo, en la situación de
burla, el adulto extraño sostuvo un sonajero cerca de los niños y,
después, lo ocultó detrás de él (condición de resistencia a
compartir). Asimismo, una atractiva pelota cayó accidentalmente, de
manera que quedó fuera del alcance del adulto (condición de
incapacidad de compartir).
Los movimientos visibles tanto del
adulto como del juguete fueron reflejo de las condiciones de cada
prueba, esto es, fueron diseñados para que los niños pudieran
comprender las intenciones o la situación del adulto.
Incluso las expresiones faciales de
éste se utilizaron para expresar resistencia a compartir o
incapacidad para hacerlo.
Los resultados fueron los siguientes:
los niños de ambas edades (seis y nueve meses) desviaron sus miradas
durante las pruebas en que el adulto se mostró renuente a compartir.
En estas pruebas, además, los niños
de nueve meses dieron golpes con sus brazos, mientras que los bebés
de seis meses mostraron otro tipo de reacciones correspondientes a
afectos negativos, como fruncimiento del ceño. Estas reacciones no
se dieron en ningún bebé en las condiciones de incapacidad para
compartir el juguete.
Otro dato revelado por la
investigación fue, según Marsh, que aquellos niños más
independientes resultaron ser menos expresivos ante las situaciones
de renuencia a compartir (por ejemplo, lloraban menos que otros),
pero físicamente más proclives a demostrar una resistencia activa a
la situación.
Esta diferencia sugiere que es
importante analizar las habilidades sociales y cognitivas de los
niños para comprender el espectro de comportamientos sociales que
puede darse a estas edades. La revista Infancy ha publicado un
artículo detallado sobre esta investigación.
La inteligencia y las capacidades de
los más pequeños han sido objeto de diversos estudios en los últimos
años. Sus resultados han permitido constatar el sorprendente grado
de conciencia de los bebés, demostrando, por ejemplo, que éstos, con
tan sólo cinco meses, son ya capaces de diferenciar entre sólidos y
líquidos o que, con sólo dos o tres días de edad, ya pueden detectar
el ritmo de la música. -
Fuente
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