¿QUÉ HACER SI NO ESTÁS A GUSTO EN LA OFICINA?
No estoy a gusto
en la oficina". Esta expresión es cada vez más común entre los
empleados. A nivel mundial, un 56% de los trabajadores
piensa en buscar otra oferta por insatisfacción en su actual
empleo, de acuerdo con un análisis de la consultora Mercer
realizado entre 30,000 personas en 17 países. La causa de esa
'urgencia' por cambiar de empresa se llama
desmotivación.
Antes, hablar de incentivos laborales se reducía a favores
especiales otorgados a unos 'pocos elegidos', como tener un
escritorio más grande. Hoy, esas prácticas están obsoletas;
motivar implica pensar
en actividades que realmente impacten a los integrantes de una
oficina, como propiciar mayor equilibrio entre trabajo y
familia.
Cuando se logra ese balance,
la productividad del empleado aumenta un 21% y el ausentismo se
reduce un 20%, afirma Nuria Chinchilla, fundadora y directora
del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School.
Si en el trabajo se tiene por
director y jefe a una persona 'controladora', que mide el éxito
por las horas en la oficina, esa empresa es del siglo pasado. La
tendencia es apostar a un nuevo modelo, el de las '3F':
flexibilidad, familia y feminidad.
Cuando se trabaja
en una empresa "contaminada", es decir, que no le interesa en lo más
mínimo crear acciones para tener equilibrio laboral-familiar, el
deseo de huir de ese lugar crece hasta 4.7 veces. La cabeza del
empleado, en ese ambiente, es como la de un rehén. "Sólo está
pensando ¿cuándo me marcho?", explicó la directora del estudio IFREI
(International Family-Responsible Employer Index), presentado en el
IPADE.
Según el análisis, que evalúa las prácticas conciliación trabajo-
familia en las empresas, en
el país las mujeres son mejor percibidas como jefas. De un
universo de 300 encuestados (incluidos mexicanos), 31% reconoció
sentirse apoyado cuando el jefe es hombre, pero esa cifra
cambia a 36% si el cargo está en manos de una mujer. Ellas, indica
Chinchilla, están más legitimadas para acciones importantes, si se
trata de mejorar el ámbito laboral, como pedir y ofrecer
flexibilidad.
Para la también autora del libro
Dueños de nuestro destino. Cómo conciliar la vida
profesional, familiar y personal, el problema en el ámbito
laboral es seguir pensando que "más compromiso" se relaciona con
"mayor tiempo en el trabajo".
Muchas empresa actúan bajo el modelo "mecánico", el cual pone
énfasis en ¿por qué te vas temprano?, ¿cuánto has trabajado? y
refuerzan su éxito en la creencia de que el triunfo es resultado de
quedarse hasta altas horas de la noche. Además, se espera que
la persona esté disponible las 24 horas del día, hacerlo es sinónimo
del profesionista perfecto.
Ser flexible para
muchos representa "menos oportunidades de carrera", sin
embargo, este concepto no implica falta de compromiso, sino tener
alternativas para que los empleados compaginen sus necesidades
personales con lo laboral. Eso, permite incrementar la
productividad.
Jim Collins señala en su libro
Good to Great que los padres y
los jefes sin éxito, que siempre se quejan de los resultados de sus
hijos o colaboradores, tienen un rasgo similar: no saben cómo
motivar. Nuria Chinchilla expresa que para incentivar es
importante partir de un principio básico: sentido común. Los jefes
deben preguntarse ¿tú, como empleado, qué necesitas?
En cuestión laboral,
hay tres tipos de incentivos, los extrínsecos, es decir, aquello que
impulsa a la persona a levantarse en las mañanas y cumplir con sus
actividades, por ejemplo, fama y reconocimiento. El incentivo
intrínseco, que se refiere a retos que el empleado busca, y la
motivación trascendente responde a cuestiones, como ¿de qué manera
impacta lo que hago? Y la trascendental, donde el directivo ve al
empleado como persona, la empresa se refiere a talentos, con
competencias y compromisos, y se les incentiva por medio del "poder
afectivo". Aquí se apuesta por la libertad y responsabilidad del
colaborador, quien encuentra sentido a su trabajo y tiene misiones
motivantes, dice la directora del Centro Internacional Trabajo y
Familia.
El jefe que sólo
motiva en lo extrínseco ve al empleado como una "máquina de hacer
dinero", para la empresa su personal es "mano de obra", y la manera
de incentivarlo es a través de la coacción, es decir, lo reconoce o
lo regaña.
Cuando se opta sólo por lo intrínseco, explica Chinchilla,
el jefe ve al empleado
como "animal", y la empresa lo veo como alguien que tiene
competencias y conocimientos, y la forma de impulsarlo es a
través del "poder manipulador", con retos, trabajo atractivo y
desarrollo profesional, enfocado exclusivamente en las
emociones de la persona.
En cambio, en la motivación trascendental, el director que
entiende e impulsa con motivos trascendentes es el que más
posibilidades tiene de conseguir trabajadores comprometidos, porque
mientras la persona sienta que la misión por la cual trabaja vale la
pena, seguirá ahí. Quien sólo da incentivos extrínsecos consigue que
el empleado se una débilmente a la empresa: mientras no paguen más,
no dará más.
Nuria Chinchilla puntualiza que las ventajas de invertir en crear
estrategias para que el empleado tenga mayor equilibrio en su vida
profesional y personal se traducen en mayor rendimiento, retención
de talento, mejora de la imagen interna y externa de la empresa
(aumenta el número de personas queriendo trabajar en ese lugar) y
crece la iniciativa del personal.
Si la empresa ve esto como un gasto, continua la rotación y las
bajas por estrés, por lo que los resultados son de mala calidad al
igual que el ambiente en la oficina. Fuente
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