¿LAS ELECCIONES AFECTARÁN LA RELACIÓN CON EU?
El tratar las heridas que ha dejado la estrategia contra el
narco es un asunto prioritario en la campaña presidencial de
México, pero los resultados de las elecciones podrían tener
un impacto en ambos lados de la frontera México-Estados Unidos.
Mientras los candidatos de todos los
partidos sugieren nuevas estrategias, como la reducción de la
violencia y sacar al ejército de las calles, algunos legisladores
estadounidenses dicen estar nerviosos de que la cooperación
transfronteriza podría disminuir después de que el electorado
mexicano elija a su nuevo presidente el 1 de julio.
La semana pasada, un congresista republicano dijo al titular de
la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en
inglés) que se encontraba preocupado por el “inminente cambio en el
poder” en México.
El senador John McCain, republicano por Arizona, dijo en febrero
que temía que por lo menos un candidato a la presidencia mexicana no
estuviera comprometido a seguir con la campaña de su país en contra
el crimen organizado.
Las inquietudes en Washington a medida que se acercan las
elecciones en México son un recordatorio de los estrechos lazos que
unen a las naciones vecinas. Ambos países comparten miles de
millones de dólares en comercio y tienen una frontera que se
extiende por casi 2,000 kilómetros. Millones de ciudadanos
estadounidenses viajan cada año a México y millones de inmigrantes
mexicanos –legales e ilegales– viven en Estados Unidos.
“Casi ningún otro país afecta a Estados Unidos tanto con México
en el día a día”, dijo Shannon O'Neil, investigador en estudios
latinoamericanos en el
Consejo de Relaciones Exteriores.
“Lo que sucede en México es de gran importancia para Estados
Unidos”, aseguró.
Durante casi seis años, la estrategia contra el narco en México
ha dejado más de 47,500 muertos, ha dominado los debates entre los
dos países.
El dar a conocer una ofensiva contra los cárteles y el envío del
Ejército a las calles para contribuir a combatir el crimen,
estuvieron entre las primeras acciones importantes del presidente
Felipe Calderón, tras asumir el cargo en diciembre de 2006.
Estados Unidos expresó su apoyo y ofreció 1,600 millones de
dólares para contribuir a la lucha. Los funcionarios estadounidenses
han elogiado la creciente cooperación con el gobierno mexicano como
un arma clave en la estrategia contra el narco.
Candidatos buscan cambiar la estrategia
En la campaña electoral mexicana de este año, los tres
principales candidatos han enfatizado la necesidad de cambiar las
estrategias contra el crimen.
El candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, ha
resumido su política de seguridad con un “abrazos, no balazos”.
Inició su campaña con la promesa de retirar las tropas de las
calles de México, aunque el mes pasado dijo que las fuerzas armadas
permanecerán desplegadas hasta que haya una fuerza policial
“capacitada, calificada y moralizada”.
Josefina Vázquez Mota, del oficialista Partido Acción Nacional
(PAN) ha tratado de distanciarse de las políticas de Calderón con un
eslogan sencillo: “Josefina Diferente”.
“Los resultados se medirán no sólo por los delincuentes
capturados, sino por qué tan
estables y seguras son las comunidades”, dice la página de
internet de su campaña.
Enrique Peña Nieto, del opositor Partido Revolucionario
Institucional (PRI) se ha enfocado más en comprometerse a reducir la
violencia y menos en la captura de líderes de los cárteles y en el
bloqueo de las drogas que llegan a Estados Unidos.
El priista dijo a CNNMexico que las autoridades federales,
estatales y locales coordinarían un mejor plan de seguridad bajo su
vigilancia.
“Propongo ajustar la estrategia y construir un frente nacional
que involucre a los tres niveles de gobierno, centrado en disminuir
la violencia en el país”, dijo.
Algunos
opositores políticos de Peña Nieto, cuyo partido gobernó México
durante más de 70 años hasta el 2000 – cuando el PAN ganó la
presidencia – han advertido que podría estar dentro de su agenda el
negociar con los cárteles y bandas del narco, acusación que Peña
Nieto ha negado en repetidas ocasiones.
Sin embargo, esto no ha terminado con la especulación en ambos
lados de la frontera sobre que el negociar con los cárteles –o por
lo menos disminuir la presión en su contra– podría estar sobre la
mesa.
México y EU en su mejor momento de cooperación
En una audiencia ante el Congreso la semana pasada, el
congresista estadounidense Jim Sensenbrenner dijo que la
estrategia contra el narco se acercaba a un “posible cruce de
caminos”, haciendo referencia al plan de Peña Nieto y a la historia
política de su partido.
“Cuando está en el poder, el PRI minimiza la violencia por
hacerse de la vista gorda con los cárteles”, dijo el republicano de
Wisconsin, señalando que Peña Nieto “no hace énfasis en detener los
cargamentos de droga o en la captura de capos”.
Minutos antes, la titular de la DEA, Michele Leonhart había
declarado que desde 2010 México ha extraditado a Estados Unidos a
más de 200 sospechosos.
"Sin reserva alguna, podría decir que la cooperación entre
Estados Unidos y México se encuentra en un máximo histórico”, dijo.
Sensenbrenner destacó que la estrecha colaboración en equipo
podría ser de corta duración.
“Me preocupa que la relación podría caer con el inminente cambio
en el poder”, dijo.
Tras esta declaración, el equipo de campaña de Peña Nieto aseguró
que él estaba comprometido a combatir el crimen organizado.
“La ley se aplica, nunca se negocia”, dijo su equipo en un
comunicado.
No importa quién gane, la elección posiblemente marcará “un
cambio de lo que ha sido la estrategia de seguridad entre Estados
Unidos y
México”, dijo O'Neil, del Consejo de Relaciones Exteriores

Pero el cambio es algo para lo se han preparado los funcionarios
estadounidenses que trabajan con México, dijo.
Robert Pastor, director del Centro de Estudios de América del
Norte en la Universidad Americana, en Washington, comentó que un
cambio en el liderazgo presidencial dará a las autoridades mexicanas
la oportunidad de tener en cuenta nuevos enfoques para hacer frente
a la violencia del narcotráfico y otros asuntos que afectan a los
Estados Unidos, como las políticas económicas y energéticas.
“Entre los tres candidatos y los predecesores, habrá una
oportunidad para reflexionar sobre lo que funcionó y lo que no
funcionó, y tal vez, acerca de la manera en que las cosas deben
cambiar”, señaló.
Las inquietudes de algunos legisladores estadounidenses sobre un
cambio en la estrategia contra el narco son exageradas, dijo.
“Los tres principales candidatos se han comprometido a luchar
contra el narcotráfico y reducir la violencia”, dijo Pastor. “Los
tres están muy comprometidos a trabajar con Estados Unidos”.
Eso en sí mismo es un notable cambio respecto de las últimas
elecciones, cuando las relaciones transfronterizas serían más
amables o ríspidas dependiendo de quién ganara las elecciones
presidenciales, según Andrew Seele, director del Instituto México en
el Centro Internacional Woodrow Wilson.
"La relación entre
Estados Unidos y México ha madurado hasta el punto en que los
cambios en materia de partido y personas importan menos que lo que
solían importar”, dijo.
“Este es un país que tiene una gran importancia para Estados
Unidos, y quizá, por primera vez, lo que ocurra en las elecciones no
cambiará en mucho (esa relación). Fuente
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