QUÉ HACER PARA ALARGAR LA VIDA
DE TU PC
Si se opta por aumentar la capacidad del procesador habrá que
actualizar el
sistema operativo y viceversa.
Disponiendo de banda ancha, es mejor utilizar programas que
tengan su base en un servidor externo en lugar del escritorio y el
disco duro del ordenador.
Es importante tener en cuenta el consumo del procesador, pero
también lo lleno que está el disco duro, sobre todo si trabajamos
con Windows (es aconsejable la desfragmentación).
Eliminar archivos temporales y cookies, así como reiniciar el
ordenador en sesiones largas de trabajo también es recomendable.
Si se usa un sistema operativo antiguo, es imprescindible pasar
con mucha frecuencia programas contra malware.
Con el paso del tiempo, cualquier ordenador va perdiendo
'facultades' de forma lenta y progresiva hasta un punto en el que el
usuario se plantea si es mejor cambiar por uno nuevo.
Antes de jubilar nuestro viejo
ordenador, conviene tener en cuenta si es aprovechable
todavía, si con algún retoque puede 'rejuvenecer' y seguir
funcionando, o incluso mejorar su rendimiento. Desde
Consumer ofrecen una serie de
consejos que pueden ayudar a alargar la vida del
ordenador:
Ordenadores de sobremesa: se pueden realizar
múltiples cambios, como el de la CPU (con un procesador y una
tarjeta gráfica más potentes) o incrementar la capacidad del disco
duro. En el primer caso conviene actualizar el sistema operativo y
viceversa. En ambos supuestos se tendrá un problema de eficiencia
energética, ya que un procesador más potente exigirá más del
sistema de ventilación o la batería
del ordenador, con los consiguientes calentamientos y
emisión de excesivo calor. Lo mismo ocurrirá con un sistema
operativo más moderno en un ordenador obsoleto, y en ambos casos el
resultado será que el ordenador perderá eficacia por
sobrecalentamiento.
Respecto al
disco duro, su aumento de capacidad por modificación de hardware
es algo que se puede esquivar mediante una serie de estrategias de
revisión periódica y en base a los servicios del
cloud computing (la nube) y las aplicaciones web. El
objetivo en este caso es evitar un gasto innecesario, ya que cada
vez se necesita menos memoria en los terminales.
Aplicaciones y programas web: disponiendo de
banda ancha, es mejor utilizar programas que tengan su base en un
servidor externo en lugar del escritorio y el disco duro del
ordenador. En algunos casos no será posible, pero en muchos otros es
sumamente sencillo. Por ejemplo, no conviene usar servicios de
correo electrónico de escritorio y sí tener una cuenta de
Gmail, Yahoo! o Hotmail
desde donde recibir y enviar correos. Dichos mensajes se guardarán
en el servidor del servicio y no en nuestro disco duro. Lo mismo
ocurre con programas que permiten guardar y trabajar con documentos
en la nube, como Google Docs o
Dropbox, ya que los editores ofimáticos de textos e
imágenes entorpecen mucho la fluidez del funcionamiento del
ordenador.
Guardar datos y archivos en la nube:
Google Drive o iTunes Match permiten guardar documentos
y archivos
multimedia en servidores externos. La razón para usar servicios web
es que cuanto menos material guardemos en nuestro disco duro, menos
trabajo tendrá que hacer el procesador cada vez que tenga que acudir
a localizar un dato para cualquiera de sus funciones.
Desfragmentar el disco duro: es importante tener
en cuenta el consumo del procesador, pero también lo lleno que está
el disco duro. Adicionalmente presenta un problema en el sistema
operativo Windows por el modo en que tiene de guardar los archivos,
ya que los trocea y los guarda en el disco en fragmentos para
optimizar la memoria. El
problema es que a la hora de buscar un archivo determinado, el
ordenador debe encontrar los fragmentos y volver a juntarlos: una
sobrecarga de trabajo que
ralentiza el funcionamiento de los programas. La solución
es aplicar de forma periódica la opción de desfragmentar el disco
duro, ya sea con la herramienta del propio Windows o bien con
programas de terceros. La desfragmentación se toma su tiempo, pero
después se nota en la rapidez del procesador.
Eliminar archivos temporales y cookies: toda
descarga, escucha o visualización en streaming se almacena durante
un periodo de tiempo en forma de
archivos temporales. Se acumulan así numerosos pequeños
programas que consumen recursos del procesador. Es mejor borrarlos
cada día al finalizar la jornada, si no se van a necesitar, para
evitar que se acumulen. Las
cookies tienen el inconveniente (aparte de los
problemas de privacidad) de que siempre se mantienen activas en
segundo plano por si cuando uno acude a una página web y quiere ser
de forma automática reconocido. Ese es su cometido, la comodidad al
navegar por Internet. Pero consumen demasiados recursos del
navegador cuando se acumulan muchas. Borrarlas de vez en cuando es
una buena idea por muchos motivos, entre ellos el hacer el ejercicio
mental de recordar y renovar nuestras contraseñas. Se hacen
desaparecer desde las opciones de privacidad de cada navegador.
Reiniciar el ordenador con frecuencia: hacerlo,
por ejemplo, cada cuatro horas libera al
procesador de todos los procesos que estén en ejecución, en
especial los que permanecen en segundo término y que se han activado
a medida que se han ejecutado diferentes funciones. Así podrá volver
a trabajar con la RAM menos cargada.
Mantener el ordenador limpio de polvo y suciedad:
su efecto es interferir las conexiones y sobrecalentar el sistema,
con lo que el funcionamiento pierde eficiencia. No está de más
soplar y luego pasar el aspirador por entre las rejillas y sobre el
teclado. Conviene evitar el uso de secadores de pelo, ya que podrían
fundir las piezas de plástico.
Evitar actualizaciones no imprescindibles del navegador:
aunque se suele recomendar por cuestiones de seguridad, lo cierto es
que las versiones actualizadas del navegador consumen muchos
recursos con todas las novedades que incorporan y, si el ordenador
es muy antiguo, puede verse superado. En este apartado, sin embargo,
también hay que ponderar las
posibles mejoras en seguridad que aporte una actualización
del navegador.
Usar programas contra malware: usar programas
como Ad-Aware o Spyboot no está de más y nos ayudará a ganar mucha
eficiencia, sobre todo si usamos un
sistema operativo antiguo.
Sistemas de sincronización de datos entre dispositivos:
si bien servicios como
Dropbox o las extensiones para sincronizar los marcadores del
navegador son muy útiles, cada vez que se hace un pequeño cambio en
un archivo o en el navegador, estos programas lo sincronizarán con
el servidor, con lo que el procesador se verá ralentizado. Una
estrategia es desactivarlos durante los periodos de
uso del ordenador y activarlos antes de apagarlo, para que
sincronicen todos los cambios hechos de una sola vez. Fuente
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