"Me sentí traicionada, fue una experiencia muy
dolorosa y horrible", explicó la mujer, divorciada y madre de dos
niños, luego de que tras haber realizado tan grande acto de lealtad
y cariño, fuera despedida por Brucia, quien consideró que no podía
permitir que la subordinada se tomara tantos días de recuperación.
Debbie, trabajaba en una empresa que gestiona
agencias de ventas de coches y el día que se enteró que su jefa,
estaba a la espera de un riñón, se ofreció para donarle el órgano,
según ha
contado la mujer al The New
York Post quien ha publicado la historia. "Nunca se sabe,
podría considerar la oferta un día", le respondió la jefa aquélla
ocasión.

Ese día llegó en enero de 2011 cuando Brucia
la llamó preguntándole si su oferta seguía en pie. Debbie le
contestó afirmativamente. "Ella era mi
jefa, la respetaba y no quería que muriese", aseguró.
A pesar de que la mujer cedió su órgano este
finalmente no fue a parar al cuerpo de su jefa. Su órgano acabó en
el cuerpo de otro paciente de Missouri y su jefa consiguió otro
proveniente de San Francisco.
Varios meses después de la operación, Debbie
empezó a sentir dolores en las piernas y a tener problemas
digestivos, pero se sintió presionada a volver al
trabajo, a pesar de que no se encontraba en condiciones.
No había pasado ni una semana cuando su jefa le
llamó para hacerle un llamado de atención. “¿Por qué no estás en el
trabajo? Los demás van a pensar que te doy un trato especial”, le
dijo Jackie, quien no tomo ninguna consideración y decidió despedir
a la empleada que le había salvado la vida por no acudir al trabajo
por motivos de salud.
Los medios de
comunicación estadounidenses han intentado ponerse en contacto
con Jackie Brucia sin ninguna contestación. El único que ha hablado
ha sido su marido James, quien ha señalado que “lo que cuentan los
medios está muy lejos de la realidad”.