¿LOS HOMBRES
TIENEN MIEDO A LAS MUJERES EN LA CAMA?
Habíamos dado por hecho que ellos siempre tenían
deseo sexual y tal vez era uno de tantos mitos. Pero algo
está ocurriendo con la generación de los treinta y los cuarenta
y tantos. Desde que nosotras hemos tomado las riendas de nuestro
placer y la
iniciativa en la cama, muchos hombres parecen sentirse
intimidados. Una sexóloga nos ayuda a entender por qué.
Paula es estilista, tiene 37
años y una pareja estable desde hace casi dos años con la que nunca
ha tenido un sexo "para tirar cohetes". "Cuando le conocí
parecía un hombre experimentado, de hecho, tenía fama de
conquistador", cuenta Paula. "No me importó, yo también tenía un
pasado sentimental y sólo quería disfrutar de un buen amante... pero
me llevé una gran decepción, él actuaba como en una película X:
muchas ‘repeticiones’ pero muy poco savoire faire". "La primera
noche que estuve con él le dije que me dejara hacer a mí, que
necesitaba otro ritmo y otras cosas… y ahí empezaron los problemas
de erección y de libido, problemas que aún estamos intentando
solucionar y que a mí me han afectado a la autoestima".
Pero Paula no es la única mujer
de treinta y tantos con una pareja poco
activa sexualmente. Varias de sus amigas y bastantes
conocidas podrían contar una historia similar: hombres con poco e
incluso inexistente apetito sexual antes de los 40, problemas de
erección, falta de iniciativa, prejuicios frente a nuevas prácticas
o juegos sexuales…
¿Les intimidamos en la cama y fuera de ella? ¿Llevan mal que
sepamos más sobre sexo? ¿Ellos
necesitarían, como decía la escritora Marian Keyes ("Sushi
para principiantes"), a una mujer
que ya no existe y nosotras a un hombre que ya no existe?
Marta Ibáñez, sexóloga de la boutique erótica femenina Los Placeres
de Lola, nos ayuda a entender qué está ocurriendo entre hombres y
mujeres en la cama.
Falta de deseo
La idea que todos teníamos acerca de los hombres, las mujeres y
el
sexo, era que a ellos siempre les apetecían y tenían que
perseguirnos para conseguirlo, ya que nosotras teníamos mucho menos
apetito sexual. Nosotras nos
inventábamos excusas como el típico dolor de cabeza y les teníamos a
nuestros pies gracias al sexo, nos sentíamos siempre
deseadas y ellos no parecían molestarse por nuestras negativas. Pero
las cosas han cambiado bastante de un tiempo a esta parte,
concretamente, desde que las mujeres han tomado las riendas de su
vida, su economía y su placer.
"Existe el mito de que al
hombre siempre le apetece el sexo y no es cierto, ellos
también se ven afectados por el
cansancio, el estrés o los problemas de pareja", dice Marta Ibáñez.
"Hace unos años la mujer no podía expresar su deseo sexual, se
limitaba a aceptar o rechazar las propuestas de sexo del hombre",
afirma. "Ahora ellas han tomado las riendas de su sexualidad, desean
y lo expresan, lo que puede coincidir con uno de esos momentos de
libido baja de su pareja". Entonces, ¿es que antes no nos
enterábamos de que ellos también pasaban períodos de inapetencia
porque eran los que marcaban el tempo del sexo?
"Hombres y mujeres cargan con ese
mito, así que cuando un hombre
rechaza sexo, se preocupa pensando que le pasa algo raro, y
la mujer siente herida su autoestima y hasta pone en entredicho la
relación", afirma la sexóloga.
Nuestra autoestima
"Nunca me había ocurrido algo así -cuenta Paula-,
siempre me he sentido deseada por
todos mis
novios, era yo la que les decía que no, incluso me sentía
agobiada por sus excesivas peticiones de sexo, hasta que
conocí a mi pareja". "Estoy muy enamorada de él y siento que él
también lo está de mí, por eso he aguantado, pero no está siento
fácil aceptar que no tenga el mismo deseo que yo,
no puedo evitar sentir que es
porque no le gusto lo suficiente físicamente, hasta me he
planteado hacerme un aumento de pecho…”, afirma,
Según la sexóloga, "las mujeres vinculamos muy fuertemente el
sexo y el afecto”. “Cuando hay un problema sexual, generalmente
lo achacamos a que algo no funciona en la relación y se refleja en
el sexo”, dice la sexóloga. “Nos sentimos poco deseadas pero, sobre
todo, poco queridas”. “Ellos lo separan y esto se nota en que,
cuando es la mujer la que tiene la
disfunción, el hombre lo lleva mucho mejor”, afirma.
¿Les damos miedo?
Paula continúa, frente a un café, sincerándose sobre sus
problemas de
pareja. “Aunque durante mucho tiempo me he sentido insegura en
la cama, ahora me doy cuenta que
seguramente es él quien se siente peor, ya que desde la primera vez
que tuvimos sexo cuestioné su actuación". “A él le cuesta
mucho hablar del tema, siempre soy yo quien lo saca, y siempre dice
que tal vez tiene algo baja la libido, que no es por mí; sólo una
vez ha reconocido sentirse inseguro conmigo en la cama". "Pero nunca
habla de la posibilidad de pedir ayuda, de aprender juntos nuevas
cosas, de interesarse por lo que yo quiero o necesito, y
ya estoy harta de ser siempre yo la
que toma la iniciativa y de sentir que no tenemos más sexo
porque no le gusto o no hay
química", añade.
"En general, hombres y mujeres
cargamos con una educación sexual pésima, llena de mitos",
dice la sexóloga. "El de la mujer sumisa, ‘recatadita’ y que no toma
el papel activo en la cama todavía nos ronda". "Aunque cada vez
menos, una mujer activa, que expresa su deseo sexual y sabe lo que
quiere en la cama asusta a muchos hombres", añade.
¿Somos más exigentes?
"Gracias a mi primer vibrador redescubrí me sexualidad, conseguí
darme cuenta de que podía llegar de diferentes formas al orgasmo y
aprendí a no sentirme culpable por disfrutar a solas", nos cuenta
Paula. "Desde entonces, tanto a mis
amigas como a mí, nos encanta probar
juguetes nuevos, nos contamos qué tal funciona éste o el otro,
nos vamos de sexshopping". "Cuando conocí a mi pareja, como
era un hombre de cierta edad y muy viajado, pensé que estaría muy
puesto en este tema, y resulta que no había visto un vibrador en
persona en su vida", dice.
¿Nos hemos vuelto entonces más
exigentes que ellos en la cama, buscamos más la novedad?
¿Seguimos siendo las mujeres las que compramos los juguetes eróticos
para probarlos con ellos?
Según la sexóloga de Los Placeres de Lola "somos más exigentes
porque somos más difíciles de
complacer, fisiológicamente nuestro orgasmo es más complicado
de conocer y
satisfacer". "Además, el sexo es el momento de intimidad y
comunicación con nuestra pareja, probar cosas nuevas en la cama
implica alcanzar un nuevo nivel de complicidad", añade.
Miedo a no dar la talla
Hablando con nosotras, Paula se pregunta si en el fondo, lo que
le pasará a su pareja es puro miedo a no dar la talla. "A lo mejor
que yo tomara la iniciativa, que le insinuara que tenía algunas
cosas que aprender y que me sorprendiera que no hubiera probado
ciertas cosas, le ha llevado a
tener el listón demasiado alto conmigo, a bloquearse y a no tener
ganas de hacerlo por no enfrentarse ‘al
momento X’", dice.
"Desde luego, contesta la sexóloga, el miedo ‘a no dar la talla’
es muy frecuente en los hombres". "Si se encuentran con una mujer
que consideran más experta ese miedo puede influir en la relación
sexual", afirma." También nos ocurre a las mujeres, pero digamos que
nuestros miedos tienen efectos
menos visibles", añade.
Cómo ayudarles
Igual que sus amigas, Paula ha pasado por ‘todas las
fases’: "comprarme todo tipo de
lencería sexy, probar con juguetes para él, atacarle yo, hacerme la
inapetente para ver cómo reaccionaba, hablar, animarle e
intentar subirle el ego después de cada relación, enfadarme y
quejarme por hacer yo casi todo, contarle lo mal que me siento como
mujer…".
Según Marta Ibáñez, "es importante que cada miembro de la pareja
se responsabilice de su placer, sepa cómo alcanzarlo y se lo
comunique a su pareja". "No podemos
poner el peso de la relación sexual en la capacidad masculina
para adivinarnos la mente", afirma". "Si nos centramos en nuestro
placer y ellos en el suyo, haciéndonos cómplices para lograrlo, el
sexo se libera de muchas cargas que pueden afectar a la libido".

"Si nuestra pareja pasa por un momento de falta de deseo,
lo mejor es no
presionar, preguntarnos si pasa por un momento estresante y, si
podemos, ayudarle a superarlo", recomienda la sexóloga. "A
veces la falta de deseo viene porque hay una disfunción sexual que
impide que la relación se desarrolle satisfactoriamente, en ese
caso, siempre hay que acudir a un terapeuta sexual".
¿Es sólo nuestra generación?
"Cuando era jovencita, los chicos estaban obsesionados con el
sexo y nosotras teníamos que quitárnoslos de encima, dice Paula.
"Ahora que nos apetece a nosotras,
que sabemos lo que queremos en la
cama, cómo conseguirlo y no nos da corte decirlo,
parece que a ellos ha dejado de interesarles", concluye.
Cada vez son más las mujeres de entre 30 y 40 que se atreven a
contar que se sienten frustradas e incluso buscan amantes porque sus
parejas casi nunca tienen ganas. ¿Es un problema de nuestra
generación, es que no han asimilado ellos bien nuestra nueva forma
der ser respecto al sexo? ¿Es mejor
que sigamos haciéndonos las tontas y aguantarnos si no nos
satisfacen? A lo mejor es que antes ellos parecían muy
buenos amantes porque las mujeres sabían poco sobre sexo y ellos
menos aún sobre sexualidad femenina…
"A esas edades es precisamente cuando las
mujeres saben lo que quieren y cómo lo quieren,
es posible que exijan más a sus
parejas en la cama y eso les intimide", dice la sexóloga.
"Pero puede haber otros factores que afecten a su deseo, exactamente
igual que a las mujeres: desde preocupaciones a alteraciones
hormonales", explica.
"No creo que antes los hombres fuesen mejores amantes, ahora al
menos cuentan con información y las mujeres hablamos de sexo", dice
Marta. "Nunca hay que callarse si
no gusta la manera en que se hace algo en la cama, de
hecho, lo mejor es decir qué queremos". "Puede que al principio
algunos hombres se sientan intimidados, pero el buen sexo compensa
todo eso y en poco tiempo estarán encantados", añade optimista.
Según esta experta, las cosas no se van a solucionar diciéndoles
que no son buenos
amantes. "Nosotras podemos pensarlo, pero
otras chicas lo habrán disfrutado,
cada mujer es un mundo, ¡como ellos!", dice. "Lo mejor es
corregir las pequeñas cosas que no nos gustan, guiar y reforzar
positivamente todo lo que se hace bien", recomienda.
Cine x, ¿una mala influencia?
Paula nos comentaba durante nuestra charla, y es algo que todas
hemos hablado alguna vez con nuestras
amigas, que algunos hombres se comportan en el sexo como si
fueran actores de cine X, centrándose casi exclusivamente en el
coito. ¿Tanto daño les ha hecho
este género?
"¡Mucho!", dice la sexóloga. "En
las
películas porno se da una imagen del sexo muy genitalizada
y, sobre todo, muy centrada en el pene". "A los hombres les gusta
pensar que su pene es la fuente de todo el placer, pero no es
cierto". "Por ejemplo, muy pocas mujeres llegar al orgasmo sólo con
la estimulación vaginal", dice. "Si hacen exactamente lo que ven en
una película porno seguramente nos quedemos como hemos empezado…".
No podemos estar más de acuerdo con la sexóloga… Fuente
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