HOMBRES
GOLPEADORES BUSCAN CURA
Los
especialistas dicen que la mayoría de los hombres golpeadores no
logran controlar nunca sus conductas agresivas. Muchos acuden a
terapia luego de que un juez se los ordena, pero pocos lo hacen por
iniciativa propia, 'Noa' trabaja para que su caso sea la excepción
Noa tiene dos años que no golpea a su
esposa. Durante una década y media marcó con moretones el cuerpo de
Dayana. Lo celos, los malditos celos, encendían su ira. La
insultaba, la amenazaba, la violentaba sexualmente. Ni durante el
segundo embarazo pudo contener su furia. "Aún recuerdo el día en que
le partí la cara a mi esposa", dice con remordimiento.
La sangre, el llanto. Todo sigue ahí,
taladrando su cabeza.
Este hombre de 39 años, como muchos
otros mexicanos que no pueden controlar el impulso de agredir a sus
parejas, decidió buscar ayuda hace poco más de dos años.
Desde entonces acude una vez a la
semana a Hombres por la Equidad, un grupo de reflexión donde recibe
terapia para reenfocar su masculinidad.
Ahí le han enseñado que su esposa no
es de su propiedad, que las mujeres deben ser respetadas, que deben
aceptar los espacios de individualidad de su pareja. Ahí ha recibido
atención sicoterapéutica que le ha ayudado a contener sus impulsos
violentos.
El caso de Noa es poco común. Los
especialistas dicen que la mayoría de los hombres golpeadores no
logran controlar nunca sus conductas agresivas. Muchos acuden a
terapia luego de que un juez se los ordena, pero pocos lo hacen por
iniciativa propia.
Es común que simulen portarse bien,
pero pronto reinciden.
Unos se tornan más violentos, otros
abandonan a sus parejas y más tarde se relacionan con otra que tarde
o temprano se convertirá en su nueva víctima.
"Aceptar el cambio de roles de
conducta implica perder privilegios de control y de servidumbre.
"Nadie está dispuesto a ello", dice
Rocío Corral, directora del Centro de Apoyo a la Mujer (CAM).
Esta afirmación surge de todas las
experiencias que ha tenido el CAM durante sus 25 años de existencia.
Los testimonios de las mujeres
agredidas son la evidencia de una triste realidad mexicana. "Ninguna
de las mujeres atendidas ha referido un cambio definitivo en sus
agresores", lamenta Rocío Corral.
En 2010, el CAM recibió a poco más de
500 mujeres víctimas de violencia.
En años anteriores las cifras fueron
menores pero siempre rondaron las 100.
"Las que intentan recomponer su
relación al poco tiempo vuelven con una nueva historia de agresión y
con la decisión de tramitar el divorcio", agrega.
Roberto Garda, director de Hombres
por la Equidad, la organización que auxilia a Noa en este proceso de
cambio, ofrece una perspectiva más optimista: "La transformación de
un hombre que violenta es lenta, gradual y dolorosa", asegura.
El origen del problema
Noa, quien como muchos hombres creció
con la idea de que la violencia está asociada a la virilidad,
decidió someterse a tratamiento para intentar rescatar a su familia.
La primera dificultad a la que se
enfrentan quienes solicitan ayuda al respecto es aceptar que no
pueden controlar sus actitudes violentas.
Tampoco suele ser fácil verse
confrontados con la idea de masculinidad que les fue inculcada desde
los primeros años de la infancia.
Los especialistas señalan que
conceptos como "los hombres no lloran", "los machos no deben
expresar sus emociones" o "los fuertes no piden ayuda" fortalecen
las conductas agresivas de los mexicanos.
Garda ha identificado que los hombres
que aceptan el auxilio de la organización dejan primero la violencia
física, luego evitan la emocional, más tarde eluden el castigo
económico y, en el último de los casos, abandonan la violencia
sexual.
También dice que desde la primera
sesión se mueven muchos pensamientos y emociones. La sacudida
emocional hace que pocos sean los que se queden a recibir apoyo,
pues no soportan sentirse evidenciados.
Noa ha sido constante. Cada 8 días
acude a Hombres por la Equidad, donde se integra a una reflexión
grupal donde los varones comparten sus experiencias. Y asiste a una
terapia psicológica individual.
El director de Hombres por la Equidad
dice que faltar a las sesiones facilita el camino de la
reincidencia.
El grupo al que acude Noa en el DF
recibe entre ocho y 12 hombres por semana. Garda dice que la
asistencia es menor en comparación con la magnitud del problema.
Hay organizaciones similares en las
capitales de Chihuahua, Aguascalientes, Oaxaca, Chiapas, Veracruz y
Querétaro, pero "no es suficiente", dice.
No hay datos oficiales recientes
sobre la violencia que sufren las mujeres. La Encuesta Nacional
Sobre la Dinámica de las Relaciones de los Hogares (ENDIREH) de 2006
señala que 67 de cada 100 mujeres mayores de 15 años de edad han
padecido algún episodio o incidente de violencia de pareja,
comunitaria, laboral, familiar o docente a lo largo de su vida.
La forma de agresión con más
menciones es la ejercida por el esposo o compañero, declarada por
43.2% de las mujeres encuestadas.
Lo cierto es que por cada agredida
existe al menos un victimario. Una aproximación a la realidad de la
violencia que se ejerce hacia ellas se podrá conocer hasta 2012,
cuando se den los resultados de la próxima ENDIREH.
Mientras, el Instituto Nacional de
las Mujeres (Inmujeres) recibió el año pasado alrededor de 22 mil
llamadas, de todos los estados del país, a la línea Vida sin
Violencia (01 800 911 25 11).
Este servicio telefónico atiende a la
mujer de manera especializada, en cualquier fase de violencia,
informa Mónica E. Orozco Corona, directora general de Evaluación y
Desarrollo Estadístico del Inmujeres.
Terapias de pareja no
ayudan: CAM
La Secretaría de Salud informa que
los servicios hospitalarios del Estado atienden un promedio anual de
50 mil casos de mujeres violentadas.
Las cifras reales son mayores porque
no todos los casos llegan a una clínica pública o a una denuncia.
Rocío Corral dice que lo que se
necesita es la formación de nuevas masculinidades, de esas que
acepten cambiar pañales, cuidar a los hijos, hablar de sus
sentimientos, llorar. Como esa que Noa intenta construir.
Los especialistas en el tema dicen
que los sicólogos privados son los que mayoritariamente están
atendiendo este tipo de problemas.
Sin embargo, la ayuda que ahí reciben
muchas veces no contiene una perspectiva de género.
Otro error que se comete en el
transcurso de querer componer la relación es asistir a una terapia
de pareja.
"Está absolutamente contraindicado,
pues la información que ahí se desahoga puede ser utilizada como
herramienta para violentar una vez más a la mujer", explica Roberto
Garda.
Así le sucedió a Dayana. En uno de
los primeros intentos para reconstruir su relación, ella y su esposo
asistieron a una terapia. "No quería que llegara la hora de salir
del consultorio, porque sabía que Noa me reclamaría acusaciones que
evidenciaban sus conductas violentas", dice la mujer de 37 años.
Noa también maltrató a sus tres
hijos. Al más pequeño lo pateó en el muslo cuando tenía unos cuatro
años. "El dolor lo dejó inmovilizado por unas horas", confiesa. Los
especialistas señalan que se necesita una "deconstrucción" de lo
aprendido culturalmente.
Tanto Dayana como Noa experimentaron
en su infancia violencia extrema, lo cual, a juicio de los expertos,
hace que se reproduzca el ciclo de agresión. Noa vio a su madre
tirada en el piso, rodeada de charcos de sangre. Dayana era golpeada
por su padre, tanto que le quedaban marcas en la espalda. Los dos
creyeron durante un tiempo que esas conductas eran parte de la vida.
Esta familia está tratando de
sacudirse los malos recuerdos. Noa acude a su sesión en Hombres por
la Equidad, mientras que Dayana y sus tres hijos asisten a otra
terapia para intentar superar las agresiones de antaño.
Fuente

ALGUIEN QUIERE LO QUE TU TIENES, ALGUIEN TIENE LO QUE
TU QUIERES.
- Como vender por Internet
- Como comprar por Internet
- Guías de compras (Lo que debes
saber antes de comprar)


|