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TAIWÁN CELEBRA
FUNERAL CON STRIPPERS
Una de las áreas donde la moralidad juega un papel más ambiguo es la
que ataña a la despedida de nuestros
muertos. Alguien que haya
perdido a un ser querido es libre de reaccionar como quiera,
independientemente de la opinión de la sociedad. Y sin embargo, son
los
rituales religiosos y las convenciones sociales las que dictan
cómo debe afrontarse formalmente el proceso de duelo. En una mezcla
de tradición y respeto ante uno de los momentos más solemnes
conocidos por el ser humano, los velatorios y funerales están
meticulosamente predeterminados por la
tradición.
En esta dicotomía entre la libertad de reacción y
la predictibilidad de las formas, Taiwán ha encontrado un nicho muy
llamativo: muchas áreas rurales del país prefieren obviar los
ancestrales ritos funerarios considerados normales por el resto del
país y despedir al fallecido a golpe de entretenimiento y placer:
contratan a bailarinas para que hagan sesiones de striptease en una
furgoneta especialmente habilitada (que a veces lleva hasta una
barra para sustentar la coreografía) con láseres, luces de colores y
música pop de fondo. Nada más y nada menos.
Así lo ha desvelado Marc L. Moskowitz, un antropólogo de la
universidad de Carolina del Sur especializado en el folclore
taiwanés, en un documental recién estrenado llamado Dancing for the
Dead: Funeral Strippers in Taiwan (traducible como Bailar por los
muertos: Strip-teases funerarios en Taiwán). "Los
relatos de gente
que se desnuda en los funerales se remontan al siglo XIX", ha
declarado en una entrevista al Taipei Times. "Es ahora cuando la
prensa los está cubriendo. En los 50 y en los 60, era impensable
publicar esta información. Ahora, cuanto más morbosa sea la
historia, mejor".
La práctica consiste en que mujeres vestidas con lo justo acudan a
los funerales en los llamados "Electric Flower Cars" (Coches
Eléctricos Floridos), camiones diésel
habilitados un escenario,
iluminación especial y hasta sistemas hidráulicos para seguir la
coreografía. Empiezan a bailar con música pop de fondo para despedir
al fallecido con una sonrisa. "Son chicas que empiezan en esto con
15 o 16 años", explica Moskowitz. "En una cultura que se enorgullece
del comportamiento y el candor juvenil, tiene sentido que empiecen a
esta edad".
La práctica estuvo muy vinculada en su origen a las organizaciones
mafiosas de Taiwán, un país donde los gángsters forman un parte
integral del día a día. Ahora ha pasado a manos de políticos que
estudian cómo ilegalizar esta costumbre. "No estoy muy seguro de por
qué", continúa Moskowitz. "Sospecho que les da vergüenza y temen que
desmerezca la imagen internacional de su país. Es una pena que
Taiwán no esté más orgullosa de esto, aunque entiendo su miedo; la
gente tiende a codenar muy rápido todo lo que se sale de la norma". Fuente