FIEL SORDO SEÑALA
AL PAPA EN DEMANDA POR ABUSO
Terry Kohut mantuvo un oscuro
secreto por casi 50 años. Ahora rompe su silencio, convirtiéndose en
una figura clave en la crisis de abusos sexuales en la
iglesia católica y en la creciente controversia por lo que
el papa Benedicto XVI hizo al respecto.
Cuando Kohut era un adolescente, y
durante los años posteriores, dice, fue víctima de abuso sexual y
ataques por parte del sacerdote y director de la escuela en donde
vivía, la Escuela para Sordos
St. Johns, en
Milwaukee, Wisconsin. Lo que ocurrió ahí, es uno de los casos más
sonados de abuso sexual en la Iglesia Católica.
De 1950 a 1974, el director de
St. Johns, el padre
Lawrence C. Murphy, violó
y abusó de hasta 200 niños sordos,
según documentos de la Iglesia y de tribunales.
Kohut ha presentado la primera
demanda por abuso sexual en contra
del Vaticano, en la que se nombra a
Benedicto XVI,
anteriormente conocido como cardenal Joseph Ratzinger, como acusado.
Ratzinger fue alguna vez la cabeza de
la poderosa CDF del
Vaticano (Congregación para la Doctrina de la Fe), encargada en
determinadas circunstancias de la investigación de
abuso sexual a menores por
sacerdotes.
Y a pesar de que los registros de la
Iglesia muestran que los abusos del padre Murphy llamaron la
atención de Ratzinger y de la CDF hace años, un juicio de la Iglesia
en contra del director fue suspendido y se le permitió seguir siendo
sacerdote.
La 'política de secrecía', del
Vaticano en casos de abuso y sus 'directivas para ocultar el abuso
sexual de niños' por parte de sacerdotes, dice la demanda,
contribuyó a que continuaran los abusos de Kohut y de otros por el
Padre Murphy.
En entrevista con CNN, Kohut, de 60
años, habló con sus manos y a través de un intérprete, describiendo
cómo comenzaron los abusos del Padre Murphy.
"Bájate los pantalones"
"Fui a su oficina, la puerta estaba
cerrada", dijo. "Y el Padre Murphy dijo 'bájate los pantalones'. Y
yo lo hice… Él siempre estaba en su traje negro con un collar
blanco. Era un sacerdote, y yo tuve que obedecerlo".
Lo que le pasó a Kohut y a otros
niños sordos, y el manejo del caso Murphy por la oficina de
Ratzinger, son cuestiones centrales en una amplia investigación del
papel de la Iglesia en el
encubrimiento de abuso sexual cometido por sacerdotes. ¿Ese
enfoque alcanza tan arriba como al hombre que se convertiría en
Papa?
"Creo que lo que el caso Murphy
muestra es el respeto que el cardenal Ratzinger y ahora Papa
Benedicto le da a los sacerdotes", dijo
David Gibson, un biógrafo
del papa y autor de
La Regla de Benedicto.
Ratzinger y otras autoridades del
Vaticano "accederán primero al deseo de los sacerdotes, más que a la
justicia para las víctimas
(…) para mantener las cosas tranquilas y cuidar la iglesia
institucional".
Sin salida
Steven Geier y Carl Nelson, que
también eran estudiantes sordos,
dicen que el padre Murphy los atacó sexualmente. Merodeaba el
dormitorio por la noche, visitaba a los chicos en sus camas. De
manera rutinaria asaltaba y abusaba de sus victimas en uno de los
lugares más sagrados de la iglesia,
el confesionario, muestran documentos de la Iglesia.
Jeff Anderson, abogado
de Minnesota, lidera la demanda de Kohut. Ha presentado cientos de
demandas de víctimas de abuso sexual por sacerdotes, y ha obtenido
una enorme y valiosa cantidad de
documentos internos del Vaticano para construir el caso
contra el Papa.
Dice que numerosos casos de abuso
muestran que autoridades del Vaticano, incluyendo al entonces
cardenal Ratzinger, hicieron poco para ayudar a las víctimas, y
estaban más interesados en proteger a la Iglesia del escándalo.
Murphy fue "uno de los peores
pedófilos", en la historia de los EU, dice
Peter Isely, líder de
SNAP (Red de
Sobrevivientes de Abuso por Sacerdotes) Asegura que él mismo fue
violado repetidamente por un sacerdote cuando era niño.
"Esta es la historia de un hombre que
viola y ataca a 200 niños sordos (…) Es monstruoso”, dice.
"No era fácil vivir en el
dormitorio", dijo Geier, de 60 años, a través de un intérprete. "No
había padres ahí. Estábamos atrapados. Era como una prisión. No te
puedes salir.
Grupos de muchachos intentaron
contarlo a las autoridades locales y estatales, de acuerdo a Kohut,
Geier, Nelson y otros que entrevistó CNN, pero nadie les creyó. La
policía local inclusive los llevó de vuelta a la escuela, regresando
a los chicos con el padre Murphy.
Después de años de denuncias e
informes de abusos, así como amenazas de demandas, los obispos
locales finalmente trasladaron a Murphy al lejano norte de Wisconsin
en 1974. Ahí, más tarde, surgieron nuevas acusaciones de abusos.
"Quiero terminar mi
sacerdocio en paz"
El 17 de julio de 1996, el arzobispo
de Milwaukee, Rembert Weakland, escribió al entonces cardenal
Ratzinger en la CDF,
describiendo los abusos de Murphy y su “uso de los confesionarios
para solicitar acciones pecaminosas”.
Después de ocho meses y dos cartas
más al Vaticano, Weakland tuvo noticias del secretario del cardenal
Ratzinger, diciéndole que procediera a un
juicio eclesiástico secreto,
que podría resultar en la expulsión del padre Murphy o retirado del
sacerdocio.
Los preparativos para el juicio
habían empezado, y el caso estaba avanzando. Un documento de la
Iglesia describiendo los resultados de las investigaciones locales
dijo que la situación de Murphy "puede muy bien ser la más horrenda,
calculada, especialmente porque son personas discapacitadas y
vulnerables".
Pero mientras el juicio secreto
avanzaba, el 12 de enero de 1998, el Padre Murphy escribió una
carta personal al cardenal
Ratzinger.
"Las acusaciones en mi contra son por
acciones que supuestamente sucedieron hace más de 25 años", escribió
Murphy. "Tengo 72 años de edad, su Eminencia, y estoy mal de salud.
Me he arrepentido de todas mis transgresiones pasadas", escribió.
El sacerdote básicamente solicitó
ser dejado en paz. "Yo
simplemente quiero vivir lo que me queda de vida con la dignidad de
mi sacerdocio. Solicito su atenta ayuda en este asunto".
Después de la carta a Ratzinger, y a
pesar de los ruegos de los obispos locales y de los detallados
documentos en contra de Murphy, algo pareció haber cambiado. El
secretario de Ratzinger escribió de nuevo al arzobispo Weakland,
pero en esta ocasión la carta y el enfoque de Roma era diferente,
pareciendo ser comprensivos con el padre Murphy.
El secretario solicitó al Arzobispo
"que preste especial atención", a "las medidas pastorales", en vez
de un juicio, como orientación y supervisión "destinadas a obtener
la reparación del escándalo
y la restauración de la justicia".
Los religiosos locales no estuvieron
de acuerdo, y uno escribió de nuevo a Roma. "El escándalo no puede
ser reparado, ni la justicia puede ser suficientemente restaurada,
sin un proceso judicial en contra
del padre Murphy", rezaba la misiva.
En mayo de 1998, el arzobispo
Weakland y otras autoridades de Milwaukee volaron a Roma para
reunirse con el equipo del cardenal Ratzinger. Apuntes de la
Arquidiócesis de Wisconsin señalan que "se volvió claro", que la
oficina del cardenal Ratzinger "no nos estaba animando para proceder
con cualquier forma de destitución".
Finalmente, en agosto de 1998,
Weakland escribió que iba a seguir la sugerencia de la CDF y parar
el juicio, y en su lugar "elaborar un plan pastoral", para él.
Con ello, Murphy continuó siendo
sacerdote el resto de su vida. Murió en 1998 y fue enterrado en
Milwaukee con toda la dignidad y honores de un
sacerdote católico apostólico y
romano en buena posición, lo que enfureció a muchos que
sabían lo que había hecho.
Un caso trágico
El Vaticano ha declarado el caso
Murphy como "trágico", emitiendo una declaración a principio de año
diciendo que "involucraba a víctimas particularmente vulnerables que
sufrieron terriblemente por lo que hizo. Al
abusar sexualmente de niños
con problemas de audición, el padre Murphy violó la ley y, más
importante, la sagrada confianza que sus víctimas depositaron en
él".
El Vaticano señaló que pasaron más de
dos décadas antes de que los abusos del padre Murphy llamaran la
atención de las autoridades de la iglesia local, la policía y la
Santa Sede.
Sus acciones, expuso El Vaticano,
fueron tomadas "a la luz de los hechos de que el padre Murphy era
anciano y con una mala salud. Vivía en soledad y no se habían
presentado alegatos de abuso en más de 20 años".
En una inusual entrevista, monseñor
Charles Scicluna, el
fiscal del Vaticano, dijo a CNN que entiende el enojo y la
frustración en el caso Murphy.
"Si el caso se hubiera decidido hoy
en día, con el conocimiento que tenemos, el fallo pudo haber sido
diferente (…) Estamos hablando de un juicio humano aquí".
Cuestionado de si la sentencia del
cardenal Ratzinger fue fallida, Monseñor Scicluna respondió, "no
diría defectuosa, porque fue un fallo que se hizo cargo de la
reparación, del escándalo, en el sentido de que se esperaba una
admisión publica de culpabilidad
y también se aseguró que el padre Murphy estuviera en un monasterio
en donde no constituía ningún riesgo".
Scicluna dijo que no hubo
equivocación: "Yo la llamaría un opinión diferente para un caso muy
difícil".
Pero Terry Kohut y otras víctimas
dicen que la justicia para ellos ni siquiera podría empezar sin que
el Padre Murphy perdiera su titulo y
buena reputación como sacerdote.
Kohout, cuya demanda alega que, a
través de una política de secrecía "la Santa Sede a sabiendas
permitió, permite y alienta al
abuso sexual infantil por sus sacerdotes, incluyendo a
Murphy", tiene una pregunta para el papa:
"Le preguntaría: ¿Por qué? ¿Por qué
paró el juicio? ¿Porqué le tuvo lástima al padre Murphy? Quiero
decir, ¿qué hay de mi, que hay de los otros 200 chicos?".
Steven Geier está de acuerdo, y tiene
su propio mensaje para el Papa: "Yo creo que éste Papa sabía todo.
Sabía lo que estaba pasando. Siento que todo lo que hizo fue
ignorar a todos los niños sordos
de los que abusó el padre Murphy. No hay manera de que lo podamos
perdonar nunca. Dile al Papa que pare toda esta m...".
Kohut ha escrito numerosas cartas a
autoridades del Vaticano sobre el abuso. Algunas de ellas fueron
enviadas a las más altas autoridades, incluyendo al cardenal
Ratzinger.
En una carta al padre Murphy de 1995,
Kohut escribió:
"Me despierto todas las noches
temblando de miedo de que ésta puede ser la noche en que me pueda
estar tocando. ¿Puede imaginarse eso? ¿Puede?
Jesús en la cruz en la
pared lo vio entrar cada noche para abusar de nosotros. Él debió
haber estado conmocionado y dolido en cada ocasión. Espero que haya
llorado como nosotros lo hicimos, porque éramos niños inocentes".
Kohut dice que el padre Murphy nunca
respondió.

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