TIPS PARA
CONSERVAR LOS ALIMENTOS
Todos los productos alimenticios
son de duración limitada y pueden descomponerse por la acción de
microorganismos que además generan enfermedades en el ser humano.
Conozca la mejor manera de mantenerlos en buen estado, por el
bienestar de su familia.
Gran cantidad de enfermedades del
sistema digestivo (gastrointestinales) podrían evitarse sólo al
mejorar las condiciones de almacenamiento de frutas, verduras y
productos de origen animal, ya que cuando su manipulación no cumple
con ciertos requisitos se favorece el desarrollo de hongos y
bacterias microscópicas que proliferan, ante todo, en temporada y
regiones calurosas.
El asunto no es banal ya que, de
acuerdo con algunas estimaciones, 20% de todos los alimentos que se
producen en el mundo se pierden por contaminación de
microorganismos. Una buena parte de estos gérmenes, como
Salmonella,
Shigella,
Staphilococus aureus,
Escherichia coli,
Campylobacter y
Clostridium botulinum no se
detectan a tiempo y, al ser consumidos de manera accidental, dan
origen a intoxicaciones que se manifiestan con náuseas, vómito,
diarrea, cansancio, falta de apetito, dolor abdominal, heces con
sangre y erupciones (granitos) en la piel.
Para evitar estos padecimientos, que
son causa frecuente de ausentismo laboral o escolar, y que incluso
pueden poner en peligro la vida de niños y ancianos por pérdida de
agua, es muy importante cumplir con algunas normas de conservación
de alimentos en el hogar, las cuales requieren de un refrigerador,
higiene y mucha atención para que sean efectivas.
Durante su visita al
“súper”
No exageramos al afirmar que los
cuidados inician desde la adquisición de los alimentos, de modo que
al comprarlos conviene elegir locales limpios y de calidad
garantizada. Los productos deben estar expuestos en estantes y
separados según sus características: carnes, pescados, lácteos,
frutas, legumbres, abarrotes. Asimismo, las etiquetas deben ser
claras y, si especifican una fecha de caducidad, deben ofrecer un
margen lo más amplio posible, tomando en cuenta la fecha en que se
van a preparar.
Para elegir las frutas prefiera las
que son de temporada, pues tienen menos tiempo de haberse cosechado
y son más frescas. Manzana, pera, naranja, limón, guayaba, plátano,
durazno y similares deben contar con cáscara firme, limpia, y suave,
libre de golpes o partes blandas u oscuras; por su parte, melón,
sandía y papaya de buena calidad deben “pesar” y no estar blandos ni
con piel arrugada o maltratada. Trate de comprar fruta un poco
“verde”, y si desea acelerar su maduración en casa, basta con
introducirla en una bolsa de papel.
La selección de verduras y legumbres
se rige por principios similares. Busque las que tengan colores
vivos, textura firme y sin golpes ni fisuras. Productos de hojas
verdes, como espinaca, lechuga y acelgas se llegan a vender en
autoservicios dentro de envases de plástico; vigile que no tengan
mucha humedad en el interior (producto de la respiración de los
vegetales), ya que esto favorece la proliferación de bacterias.
Al adquirir diferentes tipos de carne
(res, cordero, cerdo, conejo, pollo, pato y pavo, entre otras),
hágalo siempre en establecimientos donde se vendan productos
provenientes de mataderos acreditados. Busque los sellos de
certificado TIF (Tipo Inspección Federal) si vive en México, o su
similar en otros países, ya que esto garantiza que el proceso de
producción ha sido vigilado por las autoridades sanitarias.
Asimismo, si adquiere estos alimentos empaquetados en supermercados,
observe las fechas de corte y caducidad que aparecen en la etiqueta,
junto al peso, descripción, precio y código de barras.
Respecto al pescado, vigile que su
olor sea agradable, las branquias luzcan de rojizas o rosadas (nunca
verdosas o sepias), la carne se sienta firme (presione con un dedo y
observe que se recupere de inmediato) y los ojos tengan aspecto
brillante y cristalino. También le recomendamos que, en la medida de
lo posible, lo adquiera completo y pida al vendedor que corte la
pieza como desee y en su presencia.
En tiempos recientes han ganado
popularidad los alimentos congelados, mismos que ofrecen la
oportunidad de preparar platillos de manera sencilla, rápida y
conservando las características nutricionales. Al adquirirlos,
cerciórese de que los empaques o bolsas estén intactas y que el
refrigerador que los contiene funcione adecuadamente; también es
importante observar la fecha de caducidad.
En cuanto a los productos lácteos y
alimentos enlatados o en empaque de cartón, elija los que no tengan
ningún golpe o abolladura, y nunca adquiera aquellos cuyo envase
luzca como si lo hubieran inflado; asimismo, las latas no deben
estar oxidadas. Vigile siempre las fechas de elaboración y
caducidad.
En casa
El mejor aliado en la conservación de
alimentos en el hogar es, sin duda, el refrigerador, ya que el frío
que genera mantiene fresca la comida, retrasa la aparición de la
mayoría de los microorganismos nocivos y no modifica las
características nutricionales de los alimentos. Sin embargo, para
que este electrodoméstico cumpla su cometido adecuadamente se deben
seguir algunas normas de uso:
- Compruebe y ajuste la
temperatura cada temporada; recuerde que en primavera y verano
se necesita más frío que en otoño e invierno.
- Asegúrese de que la puerta del
refrigerador esté siempre bien cerrada, ya que únicamente así es
posible mantener la temperatura ideal al interior del aparato.
Cuando abra la o las puertas procure que sea sólo en caso
necesario, y ciérrelas lo antes posible.
- Limpie este electrodoméstico con
regularidad, auxiliándose con detergente ligero o bicarbonato y
un paño húmedo. Para que el congelador no acumule malos olores,
puede asearlo con una solución de agua caliente con un chorrito
de vinagre.
- En modelos antiguos trate de que
no se genere mucha escarcha en el congelador, pues el hielo
acumulado resta funcionalidad al refrigerador y le quita espacio
a la comida.
La organización de los alimentos
también es importante, ya que al interior del refrigerador hay
distintas temperaturas que deben aprovecharse:
- El sitio más frío es el estante
que se encuentra justo debajo del congelador, donde la
temperatura es, aproximadamente, de 2º centígrados. Ahí deben
situarse alimentos más susceptibles a la acción de bacterias,
como carne y pescado frescos.
- Coloque en los estantes de
enmedio (entre 4 y 8° centígrados) embutidos, derivados de la
leche (yogurt, crema), huevos, pasteles, alimentos preparados y
todo producto que especifique en su etiqueta “consérvese en
refrigeración una vez abierto”.
- Los cajones inferiores, con
temperaturas de 10° centígrados o un poco mayores, están
diseñados para frutas y verduras, ya que podrían estropearse con
temperaturas más bajas.
- Los compartimentos de la puerta
son los menos fríos (hasta 15º centígrados) y están destinados a
almacenar productos que requieren refrigeración ligera, como
refrescos, salsas, mostaza, mayonesa, cátsup, mermeladas, café
de grano, leche y mantequilla o margarina para untar.
- No sobrecargue al refrigerador,
ya que la falta de espacio evita que el aire circule y, por
tanto, la distribución de la temperatura se verá afectada.
- No introduzca objetos calientes,
pues alteran la temperatura.
Algunos consejos para mantener en
buen estado sus alimentos son los siguientes:
- Si adquiere alimentos
congelados, trate de que éstos nunca alcancen la temperatura
ambiental. Es preferible que, al ir al supermercado, sean los
últimos que tome y, al llegar a casa, los primeros en colocar
dentro del congelador.
- Todo alimento congelado debe
deshielarse al interior del refrigerador (ubíquelo en una de las
charolas inferiores, varias horas antes usarse) en el microondas
o introduciendo el paquete que lo contiene en agua fría. Tome en
cuenta que cuando permanece sobre superficies a temperatura
ambiente puede contaminarse con bacterias.
- Todo alimento no envasado o
empacado debe protegerse en recipientes adecuados y limpios para
evitar su contaminación.
- Si almacena frutas y verduras en
bolsas de plástico, cámbielas cada 3 o 4 días para evitar que la
humedad generada por la respiración de los vegetales se almacene
y sea aprovechada por microorganismos.
- Lechuga, espinaca, col, acelgas
y otras hortalizas de hoja se conservan mejor en bolsas de
papel.
- Leche, mantequilla o pasteles
han de conservarse aislados de alimentos que despiden olor, ya
que éstos absorben los sabores.
- Nunca deje los alimentos en
contacto directo con el piso, aunque estén envasados o
empacados.
- Cuando introduzca alimentos en
el refrigerador, sitúe los productos recién comprados detrás de
los que ya estaban dentro; así se asegurará de que la comida no
caducará.
- Los productos enlatados que han
sido abiertos pueden conservarse en el refrigerador, sólo que es
necesario cambiarlos de envase a otro que cierre herméticamente.
- Todos los alimentos envasados
tienen fecha de caducidad, de modo que no está de más verificar
las fechas indicadas en la etiqueta para asegurarse de que están
en buen estado. Cuando tenga dudas acerca de un alimento o no
sabe cuánto tiempo ha estado en el refrigerador, deséchelo.
- En cuanto a los alimentos no
envasados o empacados, su tiempo de vida es aproximadamente el
siguiente: pescado fresco y carne molida, dos días; carne y
pescado cocidos, 2 a 3 días; leche abierta, postres caseros y
verdura cocida: 3 a 4 días; carne cruda cortada en piezas, 4 a 5
días; huevo fresco, 2 a 3 semanas, y verdura cruda y conservas
abiertas, 4 a 5 semanas.
- Por supuesto, deseche todo
alimento que presente mal olor, cambio de color, viscosidades,
zonas mohosas o cambio de textura. Todo esto indica que su
descomposición ha comenzado.
- Tenga en cuenta que no todos los
alimentos necesitan refrigeración, e incluso pueden perder su
calidad con las bajas temperaturas: los plátanos se ennegrecen,
el pan se estropea rápidamente y las frutas y verduras que
necesitan madurar permanecen “verdes”.
Por lo que respecta al almacenamiento
de platillos preparados o sobrantes de comida, las medidas a seguir
son las siguientes:
- Guárdelos siempre en envases
limpios y bien tapados para que no pierdan sabor y frescura.
Cerciórese de que ningún recipiente gotee.
- Deje enfriar los alimentos a
temperatura ambiente antes de guardarlos, ya que un plato
caliente eleva la temperatura al interior del refrigerador y
favorece el riesgo de contaminar otros productos.
- Si dispone de poco tiempo y no
puede esperar a que la comida se enfríe sola, póngala a baño
María con agua fría.
- Haga lo posible por no dejar
juntos alimentos crudos y cocinados, a fin de evitar que se
transmitan gérmenes de un producto a otro.
Esperamos que estos consejos le
ayuden a evitar intoxicación por consumir alimentos en mal estado,
sin olvidar que el seguimiento de estas medidas le ayudará a
aprovechar mejor los nutrientes de frutas, verduras, carnes y
lácteos, lo cual beneficiará, indudablemente, a toda su familia.
ALGUIEN QUIERE LO QUE TU TIENES, ALGUIEN TIENE LO QUE
TU QUIERES.
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saber antes de comprar)


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