La mirada.
El contacto visual frecuente
muestra un interés de la persona hacia lo que decimos y una
actitud abierta y positiva. La mirada de negocios se
focaliza en el triángulo que forman los ojos y el centro de
la frente; la mirada social se centra en el triángulo entre
los ojos y la boca; y la mirada íntima recorre el triángulo
formado por los ojos y el mentón, pero además puede
dirigirse a otras partes del cuerpo.
La sonrisa.
Es el gesto universal por
excelencia. La sonrisa sencilla de baja intensidad transmite
debilidad de carácter, falta de confianza y timidez; la
sonrisa sencilla de alta intensidad da una sensación de
confianza, amabilidad y calor; en la sonrisa superior de
baja intensidad se enseñan los dientes superiores y se
transmite una mayor carga expresiva de cordialidad y
amistad, mientras que en la sonrisa superior de alta
intensidad se abre más la boca y puede significar, ante
amigos de confianza, alegría o una sorpresa agradable; la
sonrisa amplia enseña todos los dientes y es la máxima
expresión de la alegría, el placer y la felicidad.
Las manos.
El frotarse las manos denota
una expectación positiva; las manos con los dedos
entrelazados es un gesto con el que se intenta disimular una
actitud negativa; cogerse las manos por la espalda indica un
alto grado de seguridad. Colocamos la palma hacia arriba
cuando queremos persuadir a otra persona de nuestro mismo
status para que realice algo que deseamos, mientras que la
palma hacia abajo implica una mayor autoridad.
El apretón de manos.
Si ofrecemos la mano con la
palma hacia abajo significa que queremos hacernos con la
dirección del encuentro, si ofrecemos la mano con la palma
hacia arriba estaremos cediendo el control de la situación a
la otra persona; si el apretón de manos va acompañado de un
apretón de brazos o de hombro se intensifica el sentimiento
de simpatía y cooperación, pero sólo debe aplicarse con
personas de mucha confianza.
Los brazos, las piernas y los
pies.
Tanto el cruce de brazos como
el de piernas demuestran una actitud defensiva y, por tanto,
negativa. El cruce de pies puede reflejar cierta timidez.
La manera de sentarnos.
Si nos sentamos en el borde
de la silla con la espalda recta estamos en una posición de
máxima atención pero también puede indicar subordinación y
servilismo; si nos sentamos en el borde, con el cuerpo hacia
adelante y la cabeza y las manos caídas demostramos malestar
e inseguridad; si utilizamos el brazo del asiento para
sentarnos pareceremos dominantes, abiertos y seguros de
nosotros mismos.
El movimiento.
Una persona que camina con
las manos apoyadas en las caderas es decidida, eficaz y
rápida; el caminante abatido anda con las manos en los
bolsillos y con los ojos bajos; aquel que camina con pasos
cortos es alquien preocupado por los detalles; los pasos
grandes indican energía e inmediatez, pero si van
acompañados de unos brazos poco dinámicos demuestran poca
disponibilidad para actuar, reserva y pasividad; el
caminante preocupado anda lentamente, con la cabeza
inclinada y las manos en la espalda.
La verdad y la mentira.
Demostraremos sinceridad con
los brazos y las manos abiertas o con una mano en el pecho.
Gestos que delatan a un mentiroso pueden ser tirar del
cuello de la camisa, los dedos en la boca, la mirada de
soslayo, colocar los pies o el torso hacia la salida,
tocarse la nariz o un ojo.