Las ninfómanas
existen, son reales. Se dice que el 6 por ciento de la población la
padece. Sus orígenes son muchos, pero cada vez más deja de ser un
mito para convertirse en un apetito sexual exagerado femenino, sin
control ni límites.
Incluso, para las ninfómanas, una vez
llevado a cabo el acto sexual, el pensamiento en torno al sexo
continúa.
La palabra "ninfomanía" viene de
ninfa y manía. Las ninfas en la mitología griega eran las deidades
del bosque, del agua y del campo. Hoy en día, debido a las
connotaciones peyorativas que podría tener la palabra ninfómana se
le ha denominado "hipersexualidad" o "satiriasis" en los hombres,
aunque en alguna ocasión también se le llamó "furor uterino".
Así, la hipersexualidad o ninfomanía
es una enfermedad cuya principal característica es un deseo sexual
violento e insaciable. La dependencia al sexo nunca cesa y aunque
existen muchos tratamientos, el principal es de origen psiquiátrico.
Las ninfómanas buscan afecto a través
del sexo, sin embargo, al no encontrarlo, el vacío se vuelve mayor y
la adicción, imparable.
Se ha comprobado que la
hipersexualidad se debe a lesiones en la zona límbica del cerebro,
lo mismo por tumores que por desequilibrio de ciertos químicos en
esa zona y consumo de ciertas drogas.
Causas:
Mujeres que de niñas fueron sometidas
regímenes familiares muy estrictos o a severas represiones.
Mujeres que fueron violadas.
Personas que sufren de desorden
bipolar pueden presentar continuamente enormes oscilaciones en el
libido, dependiendo de su estado de ánimo.
La hipersexualidad es generalmente
una manifestación de problemas psicológicos pero puede ser debida a
padecimientos orgánicos.
Algunas drogas como las anfetaminas,
opiáceos y andrógenos pueden provocar aumento del deseo sexual en
algunas mujeres.
Puede estar presente en los
trastornos de la personalidad como en la sociopática.
Síntomas:
Necesidad incontrolable por sexo de
todo tipo, desde relaciones sexuales con otras personas hasta
masturbación o consumo de pornografía.
Frecuente estimulación genital.
Ésta generalmente va acompañada de
sentimientos de malestar y culpa.
Esta misma insatisfacción alienta la
frecuencia de estimulación sexual.
Libido muy activa y una obsesión con
el sexo.
Ese deseo sexual les obliga a acudir
frecuentemente a prostíbulos, comprar artículos pornográficos,
realizar con frecuencia llamadas a líneas eróticas y mantener
relaciones sexuales con desconocidos.
Durante el acto sexual pueden estar
presentes síntomas neuróticos como inconformidad general con la
vida, inquietud y concentración alterada.
¿Cuáles son los
remedios?
Psicoterapia: asesoría de un
especialista para determina la causa y sus posibles remedios.
Grupos de apoyo: los hipersexuales
pueden encontrar grupos de autoayuda de gente que padece el mismo
trastorno.
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